Un grupo internacional de astrónomos, encabezado por el Instituto de
Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) (España), ha detectado, gracias
observaciones con la red de radiotelescopios LOFAR, un enorme flujo de
material que emerge de las regiones centrales de Arp 299-A, una galaxia
en proceso de fusión.
El par de galaxias en interacción Arp
299 (arriba, Arp 299-A; debajo, Arp 299-B). (Fuente: NASA, ESA, the
Hubble Heritage Team (STScI/AURA)-ESA/Hubble Collaboration and A. Evans
(University of Virginia, Charlottesville/NRAO/Stony Brook University)
"En el IAA llevamos años investigando esta galaxia, que debido a la interacción con la galaxia compañera está generando brotes de formación de estrellas -apunta Naím Ramírez-Olivencia, investigadora del IAA que lidera el estudio-. Es, por tanto, un entorno muy interesante porque nos permite estudiar casi en tiempo real cómo las estrellas nacen, mueren e interaccionan con el medio circundante".
De hecho, uno de los rasgos más interesantes de esta galaxia es,
precisamente, su alta tasa de producción de supernovas, resultado de la
muerte de estrellas con más de ocho veces la masa del Sol: si en una
galaxia como la Vía Láctea se espera una supernova cada cincuenta años,
se estima que en Arp 299-A se produce alrededor de una por año.
Sin embargo, el hallazgo de un flujo de material de enormes
dimensiones, que se extiende más de nueve mil años luz y libera un
mínimo de de diez masas solares por año a una velocidad de entre 370 y
890 kilómetros por segundo, ha supuesto una sorpresa.
El grupo de investigadores trabajó con los dos posibles mecanismos
que podrían activar un flujo semejante: el agujero negro supermasivo del
núcleo de la galaxia, que genera energía acumulando material en un
disco a su alrededor, o la actividad generada por las estrellas, sobre
todo por las explosiones de supernova.
Los cálculos apuntan a este segundo mecanismo, ya que la actividad
que suman las supernovas supone una energía diez veces mayor que la que
genera el sistema compuesto por el agujero negro supermasivo central y
su disco de acrecimiento, cuya orientación tampoco encaja con la
observada en el flujo de material.
"Se trata del primer trabajo liderado por investigadores españoles con la red de radiotelescopios LOFAR, y constituye un logro para el instrumento ya que se presenta como una herramienta para estudiar estructuras de este tipo, muy difíciles de observar en otras longitudes de onda", concluye Naím Ramírez-Olivencia (IAA-CSIC).
IAA
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