En un momento en el que los humanos modernos comenzaban a salir de
África y los neandertales habitaban en nuestro planeta, la estrella de
Scholz –llamada así por el astrónomo alemán que la descubrió– se acercó a
menos de un año luz del Sol. Hoy se encuentra a casi 20 años luz de
distancia, pero hace 70.000 años se llegó a adentrar en la nube de Oort,
un reservorio de objetos transneptunianos situado en los confines del
sistema solar.
En un momento en el que los humanos
modernos comenzaban a salir de África y los neandertales habitaban en
nuestro planeta, la estrella de Scholz se acercó a menos de un año luz.
(Foto: J. A. Peñas/SINC)
Este descubrimiento lo hizo público en 2015 un equipo de astrónomos
dirigidos por el profesor Eric Mamajek de la Universidad de Rochester
(EE UU). Los detalles de aquel sobrevuelo estelar, el más cercano
documentado hasta la fecha, los presentaron en The Astrophysical Journal
Letters.
Ahora dos astrónomos de la Universidad Complutense de Madrid, los
hermanos Carlos y Raúl de la Fuente Marcos, junto al investigador Sverre
J. Aarseth de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), han analizado
por primera vez los cerca de 340 objetos del sistema solar que tienen
órbitas hiperbólicas (con forma de V muy abierta, no las típicas
elípticas), y al hacerlo han detectado que la trayectoria de algunos de
ellos está influenciada por el paso de la estrella de Scholz.
“Mediante simulaciones numéricas hemos calculado las radiantes o posiciones en el cielo de las que aparentan venir todos estos objetos hiperbólicos”, explica Carlos de la Fuente Marcos, que junto a los otros coautores publica los resultados en la revista MNRAS Letters.
“En principio –añade–, uno esperaría que esas posiciones se distribuyeran de forma uniforme en el cielo, en particular si estos objetos proceden de la nube de Oort. Sin embargo, lo que encontramos es muy diferente: una acumulación estadísticamente significativa de radiantes. La sobredensidad más acusada aparece proyectada en la dirección de la constelación Géminis, lo que se ajusta al encuentro cercano con la estrella de Scholz”.
El momento en el que pasó esta estrella cerca de nosotros y su
posición durante la prehistoria coinciden en los datos de la nueva
investigación y en los de Mamajek y su equipo. “Podría tratarse de una
coincidencia, pero es poco probable que tanto la localización como la
época sean compatibles”, destaca De la Fuente Marcos, quien apunta que
sus simulaciones sugieren que la estrella de Scholz se aproximó incluso
más de los 0,6 años luz que apuntaba el estudio de 2015 como límite
inferior.
El sobrevuelo de esta estrella hace 70.000 años no perturbó a todos
los objetos hiperbólicos del sistema solar, solo a los que estaban más
próximos a ella en aquel momento. “Por ejemplo, la radiante del famoso
asteroide interestelar `Oumuamua está en la constelación de la Lira, muy
lejos de Géminis, por lo tanto no forma parte de la sobredensidad
detectada”, señala De la Fuente Marcos, quien confía en que nuevos
estudios y observaciones confirmen la idea de que una estrella pasó
cerca de nosotros en una época relativamente reciente.
La estrella de Scholz es en realidad un sistema doble formado por una
pequeña enana roja, con alrededor del 9% de la masa del Sol, en torno a
la que orbita una enana marrón de menor tamaño y mucho menos brillante.
Es probable que nuestros antepasados vieran su tenue luz rojiza en las
noches de la prehistoria.
SINC
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