Mercurio es pequeño y está muy cerca al Sol, lo que convierte a este
mundo rocoso en un lugar difícil de visitar. Una sonda orbitó el planeta
y recogió datos para informar a los científicos sobre la química y el
paraje de la superficie de Mercurio. Conocer lo que hay bajo ella, sin
embargo, necesita de una estimación cuidadosa.
Después de que la misión de la sonda finalizase en 2015, los
científicos planetarios que analizaron los datos recogidos por ella
estimaron que la corteza de Mercurio tenía un grosor aproximado de 35
kilómetros. Sin embargo, uno de ellos no está de acuerdo.
Usando fórmulas matemáticas muy recientes, Michael Sori, del
Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona, en Estados
Unidos, estima que la corteza de Mercurio tiene cerca de 26 kilómetros y
es más densa que el aluminio.
Sori determinó la densidad de la corteza de Mercurio usando datos
recogidos por la sonda espacial MESSENGER. Hizo su estimación usando una
fórmula desarrollada por Isamu Matsuyama, del Laboratorio Lunar y
Planetario, y Douglas Hemingway, de la Universidad de California en
Berkeley, Estados Unidos.
La estimación de Sori apoya la teoría de que la corteza de Mercurio
se formó principalmente a través de actividad volcánica. Entender cómo
se formó la corteza podría permitir a los científicos comprender a su
vez la formación de todo el extrañamente estructurado planeta.
La corteza es rara porque, entre otras cosas, de entre los planetas
terrestres, Mercurio es el que tiene el núcleo más grande respecto a su
tamaño total. En efecto, se cree que el núcleo de Mercurio ocupa el 60
por ciento de todo el volumen del planeta. En comparación, el núcleo de
la Tierra supone aproximadamente el 15 por ciento del volumen total de
esta.
¿Por qué es tan grande el núcleo de Mercurio? Sori cree que es
posible que se formara de una manera muy similar a la de un planeta
normal, pero que mucha de la corteza y parte del manto fueran arrancados
por impactos gigantes. Otra posibilidad es que, quizá, cuando un
planeta se forma tan cerca del Sol, los vientos solares se llevan mucha
materia pétrea suelta y el astro acaba con un núcleo mayor desde el
principio. No hay consenso al respecto en la comunidad científica.
La próxima misión a Mercurio llegará al planeta en 2025. Mientras
tanto, los científicos continuarán usando los datos de la MESSENGER y
fórmulas matemáticas para averiguar todo lo que puedan sobre el planeta
más cercano al Sol.
NCYT
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