El Telescopio Espacial Hubble de la NASA ha descubierto cometas
precipitándose sobre la estrella HD 172555, que tiene solo 23 millones
de años, poquísimos en comparación con los 5.000 millones del Sol, y que
reside a unos 95 años-luz de la Tierra.
La ilustración muestra varios exocometas
(cometas de fuera de nuestro sistema solar) avanzando por un enorme
disco protoplanetario de gas y polvo, rumbo a la joven estrella central.
Estos cometas “kamikaze” acabarán cayendo sobre ella y vaporizándose.
Algunos otros caerán en un planeta y dotarán su superficie de
importantes cantidades de agua. (Foto: NASA, ESA, y A. Feild y G. Bacon
(STScI))
Estos cometas no fueron vistos directamente alrededor de la estrella,
pero su presencia se infirió con la detección de un gas que
probablemente es el residuo vaporizado de sus núcleos de hielo.
HD 172555 constituye el tercer sistema solar en el que se han
detectado cometas condenados a caer en su estrella. Todos estos sistemas
son jóvenes, de menos de 40 millones de años.
La presencia de estos cometas en proceso de caer a su sol proporciona
pruebas circunstanciales de la “agitación gravitatoria” provocada por
un planeta con una masa del orden de la de Júpiter aún no avistado. Los
cometas, desviados por la gravedad de ese planeta, resultan catapultados
hacia la estrella. Esto último delata la presencia del planeta aunque
todavía no se le haya avistado. Los casos como este, de enjambres de
cometas precipitándose en su estrella y previsiblemente en planetas a
cuyas órbitas se acerquen, proporcionan asimismo información con la que
se pueden hacer deducciones más fiables sobre la actividad pasada y
actual de los cometas de nuestro propio sistema solar. Estos episodios
de caída de cuantiosos cometas son un mecanismo por el cual estos pueden
hacer una aportación importante de agua a los mundos en los que caen.
Este mecanismo pudo dotar de agua suficiente a la Tierra hace varios
miles de millones de años; y también a Venus y Marte aunque en ambos no
se ha conservado como en la Tierra.
Los astrónomos han detectado caídas similares en nuestro propio
sistema planetario. No son raros los cometas que rozan el Sol
periódicamente, hasta que esta clase de órbita tan arriesgada acaba por
propiciar su colisión y su destrucción.
NASA
No hay comentarios