Los investigadores han profundizado hasta el centro mismo del planeta gracias a una nueva técnica para leer ondas sísmicas
Un grupo de geólogos de las universidades de Illinois, en Estados Unidos, y de Nanjing, en China, acaba de anunciar en Nature Geosciences el descubrimiento de un segundo núcleo terrestre. O, más exactamente, de un núcleo dentro del núcleo de nuestro planeta.
El sorprendente hallazgo ha sido posible gracias a una nueva tecnología de interpretación y lectura de ondas sísmicas, que ha permitido a los investigadores profundizar hasta el centro mismo de la Tierra.
En palabras de Xiaodong Song, profesor de geología de la Universidad de Illinois y autor principal del estudio, "a pesar de que el núcleo terrestre es pequeño, más pequeño que la Luna, tiene algunas características muy interesantes que pueden decirnos cómo nuestro planeta llegó a formarse, cómo fue su historia y cómo tienen lugar los varios procesos dinámicos de la Tierra. Lo que ocurre en el núcleo da forma a nuestra comprensión de lo que sucede en las profundidades de la Tierra".
Para llevar a cabo su trabajo, los investigadores usaron las ondas sísmicas de los terremotos y "escanearon" lo que sucede bajo la superficie, de un modo similar a como hacen los médicos que usan ultrasonidos para ver lo que sucede dentro de sus pacientes.
El equipo de Song utilizó una tecnología que obtiene datos no del choque inicial de un terremoto, sino de las ondas que resuenan en sus secuelas. Un terremoto es algo parecido a un martillo golpeando una campana: y de la misma forma en que un oyente escucha claramente el tono que resuena tras golpear la campana, los sensores sísmicos de los científicos recogen una señal coherente en la "coda" del terremoto.
El resultado es que esa señal, reforzada por la tecnología, "resulta tan clara y fuerte como la del campanazo principal", explica Song. "La idea básica de este método lleva rondando a nuestro alrededor desde hace tiempo, y el mismo principio ya se ha utilizado para estudios llevados a cabo cerca de la superficie. Pero lo que nosotros buscamos es el camino hacia el centro de la Tierra".
El sorprendente hallazgo ha sido posible gracias a una nueva tecnología de interpretación y lectura de ondas sísmicas, que ha permitido a los investigadores profundizar hasta el centro mismo de la Tierra.
En palabras de Xiaodong Song, profesor de geología de la Universidad de Illinois y autor principal del estudio, "a pesar de que el núcleo terrestre es pequeño, más pequeño que la Luna, tiene algunas características muy interesantes que pueden decirnos cómo nuestro planeta llegó a formarse, cómo fue su historia y cómo tienen lugar los varios procesos dinámicos de la Tierra. Lo que ocurre en el núcleo da forma a nuestra comprensión de lo que sucede en las profundidades de la Tierra".
Para llevar a cabo su trabajo, los investigadores usaron las ondas sísmicas de los terremotos y "escanearon" lo que sucede bajo la superficie, de un modo similar a como hacen los médicos que usan ultrasonidos para ver lo que sucede dentro de sus pacientes.
El equipo de Song utilizó una tecnología que obtiene datos no del choque inicial de un terremoto, sino de las ondas que resuenan en sus secuelas. Un terremoto es algo parecido a un martillo golpeando una campana: y de la misma forma en que un oyente escucha claramente el tono que resuena tras golpear la campana, los sensores sísmicos de los científicos recogen una señal coherente en la "coda" del terremoto.
El resultado es que esa señal, reforzada por la tecnología, "resulta tan clara y fuerte como la del campanazo principal", explica Song. "La idea básica de este método lleva rondando a nuestro alrededor desde hace tiempo, y el mismo principio ya se ha utilizado para estudios llevados a cabo cerca de la superficie. Pero lo que nosotros buscamos es el camino hacia el centro de la Tierra".
De otro material
Mirar a través del núcleo terrestre reveló una sorpresa en el centro del planeta, aunque no del tipo de la que imaginó Julio Verne. El núcleo interno, en efecto, del que se pensaba que era una sólida bola de hierro, ha resultado tener unas propiedades estructurales mucho más complejas de lo que se creía.
Los investigadores, en efecto, encontraron un "núcleo dentro del núcleo" que está perfectamente definido y que tiene cerca de la mitad del diámetro que el núcleo completo. Además, Song y su equipo se dieron cuenta de que los cristales de hierro de la "capa externa" del núcelo están alineados direccionalmente, de norte a sur, mientras que los del núcleo dentro del núcleo apuntan en su mayoría de este a oeste.
Pero no solo la alineación magnética de los cristales de hierro es diferente en ambas partes del núcleo, sino que se comportan, además, de forma muy distinta. Lo cual significa que el "núcleo dentro del núcleo" podría estar hecho de un tipo de material diferente.
"El hecho de que existan dos regiones que se distinguen tan claramente -explica Song- puede estar diciéndonos algo sobre cómo está evolucionando el núcleo interno de nuestro planeta. Por ejemplo, a lo largo de la historia del planeta, el núcleo interno podría haber tenido efectos dramáticos en el régimen de deformación terrestre. Y esa podría ser la clave para descifrar la evolución de nuestro mundo. Ahora estamos justo en el centro, literalmente, en el centro de la Tierra".
ABC
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