Según ha explicado la agencia europea, en esta misión, nombrada como AIDA, se plantea la utilización de dos pequeñas naves espaciales que podrían ser enviadas para interceptar meteoritos. La primera, diseñada por el laboratorio de física aplicada de la Universidad Johns Hopkins, tendría como misión chocar contra un bólido. Mientras, la segunda, obra de la ESA, se dedicaría a supervisar en detalle la operación antes y después de la colisión, lo que vendría a completar la observación desde la Tierra.
"La ventaja es que las naves espaciales son simples e independientes", ha subrayado el responsable del proyecto del socio estadounidense, Andy Cheng, que añadió que "cada una puede realizar sus investigaciones sin la otra". Por su parte, el director de AIDA para la ESA, Andrés Gálvez, ha indicado que, al trabajar en común, la cantidad y la calidad de los resultados aumentará de forma significativa.
"Ambas misiones al ponerse en común se hacen mejores y ofrecen mucho más a la inversión conjunta", de forma que "una gran cantidad de datos de la misión conjunta ayudaría a validar varias teorías, como nuestro modelo de impacto", ha concluido Gálvez.
europapress
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