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Arsia Chasmata
Durante sus dos últimas órbitas, que tuvieron lugar entre el 20 y 28 de noviembre, probó sus cuatro instrumentos científicos por primera vez desde su llegada a Marte, realizando importantes mediciones de calibración.
Ahora acaban de hacerse públicos los datos de la primera órbita con el fin de ilustrar el tipo de observaciones que se esperan una vez que el satélite llegue a su órbita final casi circular, a 400 km de altitud, el año que viene.
El principal objetivo del TGO es elaborar un inventario detallado de los gases poco comunes de la atmósfera, que constituyen menos del 1% de su volumen, incluyendo metano, vapor de agua, dióxido de nitrógeno y acetileno.
Resulta de especial interés el metano, que en la Tierra se produce sobre todo por actividad biológica y, en menor medida, durante procesos geológicos, como ciertas reacciones hidrotermales.
También coordinaron las observaciones con las sondas Mars Express de la ESA y Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA, tal y como harán en el futuro.
Las mediciones complementarias realizadas por el detector de neutrones del orbitador, FREND, permitirán estudiar el flujo de neutrones procedente de la superficie del planeta. Creado a partir del impacto de rayos cósmicos, la forma en que se emite este flujo y su velocidad de llegada al TGO dan cuenta de la composición de la capa superficial y, en particular, del agua o hielo ocultos
Primera detección de dióxido de carbono en la atmósfera
Por otro lado, también se han demostrado las distintas capacidades del Sistema de Fotografiado de la Superficie en Color y en Estéreo (CaSSIS), con 11 imágenes capturadas durante la primera aproximación, que tuvo lugar el día 22 de noviembre.
En su máximo acercamiento, el satélite llegó a estar a 235 km de la superficie, sobrevolando la región de Hebes Chasma, al norte del sistema de cañones de Valles Marineris. Estas son algunas de las imágenes más cercanas que el TGO llegará a capturar del planeta, dado que su órbita final tendrá lugar a unos 400 km de altitud.
El equipo de la cámara también ha completado un primer ensayo rápido,
elaborando una reconstrucción en 3D de una región en Noctis Labyrinthus a
partir de un par estéreo de imágenes.
Aunque las imágenes ya son increíblemente nítidas, los datos recopilados
durante este periodo de prueba ayudarán a mejorar el software embarcado
de la cámara, así como la calidad de las imágenes tras su
procesamiento.
Primeras mediciones de flujos de neutrones
“Estamos muy contentos y orgullosos de ver lo bien que están funcionando todos los instrumentos en el entorno de Marte, y esta primera impresión nos hace sentir muy optimistas por lo que está por venir cuando empecemos a recopilar datos reales a finales del año que viene”, reconoce Håkan Svedhem, científico del proyecto TGO de la ESA.
“No es solo el satélite el que claramente está funcionando bien, sino que me complace ver una colaboración tan efectiva entre los distintos equipos para ofrecernos estos impresionantes datos”.
“Hemos podido identificar áreas con aspectos que perfeccionar mucho antes de que comience la misión principal, y estamos deseando ver de qué será capaz este fabuloso orbitador científico en el futuro”.
El siguiente gráfico resume cuándo estuvieron funcionando los instrumentos del TGO durante la órbita del 20 al 24 de noviembre.
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¿Qué pasó con Schiaparelli?
Respecto a la otra nave de la misión ExoMars 2016, el ‘aterrizador’ Schaparelli, que el 19 de octubre se estrelló contra la superficie marciana, la ESA ha informado que las investigaciones están progresando.
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Ilustración del módulo de Schiaparelli después de desacelerar en la atmósfera marciana y antes de desplegar el paracaídas. / ESA/ATG medialab
La entrada en la atmósfera marciana y el frenado de la nave ocurrieron como estaba previsto, con una apertura del paracaídas a 12 kilómetros del suelo y una velocidad de 1.730 km/h, además de la separación del escudo térmico a 7,8 kilómetros de altura.
Durante el descenso, el radar doppler funcionó correctamente, pero hubo un instrumento que falló: la unidad de medición inercial (IMU). Este sistema, que mide la rotación del vehículo, se saturó, y el error en los datos se mantuvo alrededor de un segundo, más tiempo de lo esperado.
Al fusionar esta información con los datos del sistema de navegación de Schiaparelli, la nave interpretó una altura negativa, por debajo del suelo, lo que provocó una separación prematura del paracaídas y el escudo trasero, un breve encendido de los motores y la activación de todos los sistemas de superficie, ya que la sonda creía que había aterrizado. En realidad todavía le quedaban 3,7 kilómetros para llegar hasta la superficie marciana. Las simulaciones por ordenador así lo reflejan.
Los responsables de la ESA han informado de que todas estas conclusiones son preliminares y confían en que a comienzos de 2.017 se pueda ofrecer una imagen completa de lo que realmente sucedió con Schiaparelli. El accidente ha supuesto un contratiempo para avanzar en la segunda fase de la misión, ExoMars 2020, pendiente ahora de financiación.
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