Ilustración de la Estrella de Scholz y su compañera enana marrón (en
primer plano), durante su aproximación a nuestro sistema solar hace
70.000 años. El Sol (a la izquierda, en segundo plano) habría aparecido
como una estrella brillante. La pareja se halla ahora a 20 años-luz de
distancia. (Imagen: Michael Osadciw / Universidad de Rochester)
Un análisis ha llevado a unos astrónomos a la conclusión de que cierta estrella enana roja pasó a menos de diez meses-luz de nuestro sistema solar hace unos 70.000 años. Se trata de la máxima aproximación conocida a la Tierra de una estrella distinta al Sol. No se sabe de ninguna otra estrella que se haya acercado a nuestro sistema solar tanto como lo hizo esta, que llegó cinco veces más cerca que nuestra actual estrella más próxima, convenientemente bautizada como Proxima Centauri.
Estos astrónomos, desde centros ubicados en Estados Unidos, Chile, Rusia, Alemania y Sudáfrica, analizaron la velocidad y trayectoria de ese sol de poca masa, conocido como Estrella de Scholz, una enana roja de brillo muy tenue descubierta recientemente. Su nombre formal técnico es “WISE J072003.20-084651.2”, pero ha sido bautizada como “Estrella de Scholz” en honor a su descubridor, el astrónomo Ralf-Dieter Scholz.
El análisis de la trayectoria de la estrella realizado por el equipo de Eric Mamajek, de la Universidad de Rochester en el estado de Nueva York, Estados Unidos, sugiere que hace 70.000 años pasó a aproximadamente 52.000 unidades astronómicas de distancia (unos 9,6 meses-luz) de nuestro sistema solar.
La estrella se encuentra ahora a unos 20 años-luz de distancia. No resulta visible a ojo desnudo, ni tan siquiera debió serlo en el momento de máxima proximidad de su visita a las inmediaciones de nuestro sistema solar. Sin embargo, la estrella tiene una actividad magnética significativa, lo que puede hacer que experimente erupciones solares ocasionales, haciéndose brevemente miles de veces más brillante. Así que es posible que la Estrella de Scholz pudiera haber sido visible a ojo desnudo para nuestros antepasados hace 70.000 años, durante minutos u horas, en el transcurso de tales erupciones.
La estrella no está sola. Cuenta con un astro acompañante: una enana marrón. Se considera a las enanas marrones como “estrellas fallidas”; sus masas son demasiado bajas para fusionar el hidrógeno en sus núcleos como sí ocurre en una estrella, pero siguen siendo mucho más masivas que planetas gigantes gaseosos como Júpiter, y por ello no pueden ser consideradas como planetas, al menos en el sentido más familiar del término.
NCYT
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