Un nuevo estudio respalda la teoría de que cuando un cometa impacta contra un planeta, crea una onda de choque capaz de generar moléculas precursoras de aminoácidos. La acción de la onda de choque también genera calor, que puede entonces transformar estas moléculas en aminoácidos. Estos bloques de construcción esenciales pueden también ser producidos si un meteorito rocoso impacta contra un planeta cuya superficie es de hielo.
La abundancia de hielo sobre las superficies de Encélado y Europa, lunas que orbitan a Saturno y a Júpiter respectivamente, podrían ofrecer un ambiente propicio para la producción de aminoácidos, cuando los meteoritos impactan contra su superficie, tal como argumentan los autores de este nuevo estudio. Este hallazgo subraya además la importancia de las futuras misiones espaciales a estas lunas para buscar en ellas signos de vida.
El equipo de investigación, integrado por científicos del Imperial College de Londres, la Universidad de Kent en el Reino Unido y el Laboratorio Nacional Estadounidense Lawrence Livermore en California, hizo su descubrimiento al recrear el impacto de un cometa recurriendo para ello a disparar proyectiles mediante un artefacto, instalado en la Universidad de Kent, que utiliza gas comprimido para propulsar proyectiles a velocidades de 7,15 kilómetros por segundo a fin de que impacten contra blancos hechos de mezclas de hielo, las cuales tienen una composición similar a la de los cometas.
El impacto resultante creó aminoácidos como la glicina, la D-alanina y la L-alanina.
"Nuestro trabajo muestra que los bloques de construcción básicos para la vida pueden ser ensamblados en cualquier parte del sistema solar y quizá más lejos", declara contundentemente Zita Martins, del Imperial College de Londres, coautora del estudio. Ella ya participó tiempo atrás en una investigación pionera, y en la que se planteaba la posibilidad de que algunos de los ingredientes de la vida en la Tierra hubieran venido de fuera de ella. La línea de investigación definitiva se concretó sin embargo un par de años después, en un estudio en el que el equipo de Nir Goldman, otro coautor del nuevo estudio, presentó la idea básica que ahora se ha corroborado. En aquel estudio ya se hicieron simulaciones de dinámica molecular sobre la compresión por choque en una mezcla típica de hielo cometario a presiones y temperaturas altas. Y los resultados que se obtuvieron indicaron que, bajo las condiciones adecuadas, la cadena de fenómenos iniciada por un impacto cósmico de esa clase pudo conducir a la formación de aminoácidos precursores de proteínas.
La abundancia de hielo sobre las superficies de Encélado y Europa, lunas que orbitan a Saturno y a Júpiter respectivamente, podrían ofrecer un ambiente propicio para la producción de aminoácidos, cuando los meteoritos impactan contra su superficie, tal como argumentan los autores de este nuevo estudio. Este hallazgo subraya además la importancia de las futuras misiones espaciales a estas lunas para buscar en ellas signos de vida.
El equipo de investigación, integrado por científicos del Imperial College de Londres, la Universidad de Kent en el Reino Unido y el Laboratorio Nacional Estadounidense Lawrence Livermore en California, hizo su descubrimiento al recrear el impacto de un cometa recurriendo para ello a disparar proyectiles mediante un artefacto, instalado en la Universidad de Kent, que utiliza gas comprimido para propulsar proyectiles a velocidades de 7,15 kilómetros por segundo a fin de que impacten contra blancos hechos de mezclas de hielo, las cuales tienen una composición similar a la de los cometas.
Cada vez hay más indicios de que el impacto de cometas contra astros que reúnan ciertas condiciones puede provocar en ellos reacciones químicas complejas, algunas capaces de hacer aparecer aminoácidos. (Imagen: Recreación artística por Jorge Munnshe en NCYT de Amazings)
El impacto resultante creó aminoácidos como la glicina, la D-alanina y la L-alanina.
"Nuestro trabajo muestra que los bloques de construcción básicos para la vida pueden ser ensamblados en cualquier parte del sistema solar y quizá más lejos", declara contundentemente Zita Martins, del Imperial College de Londres, coautora del estudio. Ella ya participó tiempo atrás en una investigación pionera, y en la que se planteaba la posibilidad de que algunos de los ingredientes de la vida en la Tierra hubieran venido de fuera de ella. La línea de investigación definitiva se concretó sin embargo un par de años después, en un estudio en el que el equipo de Nir Goldman, otro coautor del nuevo estudio, presentó la idea básica que ahora se ha corroborado. En aquel estudio ya se hicieron simulaciones de dinámica molecular sobre la compresión por choque en una mezcla típica de hielo cometario a presiones y temperaturas altas. Y los resultados que se obtuvieron indicaron que, bajo las condiciones adecuadas, la cadena de fenómenos iniciada por un impacto cósmico de esa clase pudo conducir a la formación de aminoácidos precursores de proteínas.
NCYT
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