Mientras que la Tierra tarda poco más de 365 días en dar una vuelta a nuestro Sol, un planeta situado a unos 700 años-luz de nosotros da una vuelta entera a su estrella en unas 8 horas y media, el tiempo aproximado de una jornada de trabajo, o de una buena noche de sueño.
Este planeta, descubierto por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, tiene un tamaño similar al de la Tierra y se llama Kepler 78b. Su periodo orbital tan breve (uno de los más breves detectados hasta la fecha) implica obviamente una gran cercanía a la estrella en torno a la cual gira. El radio orbital del planeta es de apenas unas tres veces el radio de su estrella, y los científicos han estimado que las temperaturas en su superficie pueden superar los 2.700 grados centígrados (unos 5.000 grados Fahrenheit). En un ambiente tan abrasador, la capa superior del planeta probablemente esté derretida por completo, creando un enorme océano de lava.
Lo más meritorio del estudio sobre este planeta es que los científicos fueron capaces de detectar la luz emitida por éste. Es la primera vez que se logra hacer esto con un exoplaneta tan pequeño como Kepler 78b. Esta luz, si se capta con más detalle mediante telescopios más potentes, podría dar a los científicos información detallada sobre la composición de la superficie del planeta y sus propiedades reflectantes.
Kepler 78b está tan cerca de su estrella que los científicos esperan poder medir su influencia gravitacional sobre ella. Esa información se podría usar para medir la masa del planeta, lo que haría que Kepler 78b se convirtiera en el primer exoplaneta de tamaño similar de la Tierra cuya masa es conocida con suficiente certeza.
Este planeta, descubierto por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, tiene un tamaño similar al de la Tierra y se llama Kepler 78b. Su periodo orbital tan breve (uno de los más breves detectados hasta la fecha) implica obviamente una gran cercanía a la estrella en torno a la cual gira. El radio orbital del planeta es de apenas unas tres veces el radio de su estrella, y los científicos han estimado que las temperaturas en su superficie pueden superar los 2.700 grados centígrados (unos 5.000 grados Fahrenheit). En un ambiente tan abrasador, la capa superior del planeta probablemente esté derretida por completo, creando un enorme océano de lava.
Lo más meritorio del estudio sobre este planeta es que los científicos fueron capaces de detectar la luz emitida por éste. Es la primera vez que se logra hacer esto con un exoplaneta tan pequeño como Kepler 78b. Esta luz, si se capta con más detalle mediante telescopios más potentes, podría dar a los científicos información detallada sobre la composición de la superficie del planeta y sus propiedades reflectantes.
Kepler 78b está tan cerca de su estrella que los científicos esperan poder medir su influencia gravitacional sobre ella. Esa información se podría usar para medir la masa del planeta, lo que haría que Kepler 78b se convirtiera en el primer exoplaneta de tamaño similar de la Tierra cuya masa es conocida con suficiente certeza.
Recreación artística de Kepler 78b junto a su estrella. (Imagen: Cristina Sanchis Ojeda)
Pero por si 8 horas y media no parece un periodo orbital lo bastante breve de un planeta alrededor de su estrella, en un estudio separado, miembros de ese mismo grupo, junto con otros investigadores del MIT y otras instituciones, observaron a KOI 1843.03, un exoplaneta no conocido hasta entonces que tiene un período orbital aún más corto: tan sólo 4 horas y 15 minutos. El grupo, dirigido por el físico Saul Rappaport, determinó que para que el planeta mantenga una órbita tan cercana alrededor de su estrella, tendría que ser increíblemente denso, compuesto casi por completo de hierro, porque de lo contrario las enormes fuerzas de marea de su estrella lo despedazarían.
NCYT
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