Los investigadores Rafael Pablo Lozano, Jesús Reyes (Instituto
Geológico y Minero de España) y Jordi Llorca (Universitat Politècnica de
Catalunya), en España, han clasificado tres nuevos meteoritos
encontrados en el Noroeste de África, formados originalmente en el
asteroide Vesta, el más visible de todo el Cinturón de Asteroides. La
clasificación se ha publicado en la base de datos de The Meteoritical
Society, donde se recoge la información relacionada con meteoritos a
nivel mundial.
Asteroide Vesta. (Foto: NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA)
Con días de -60ºC y noches de -130ºC, el asteroide Vesta es el tercer
objeto más grande del Cinturón de Asteroides, que es una región situada
entre las órbitas de Marte y Júpiter donde millones de cuerpos rocosos
giran alrededor del Sol. Este cuerpo celeste tiene 525 kilómetros de
diámetro medio y su forma se aproxima a la de un esferoide achatado.
Como en la Luna, la superficie del asteroide está repleta de
cráteres, vestigio de antiguos impactos de otros cuerpos celestes. En
1996, los datos obtenidos con el telescopio espacial Hubble revelaron la
existencia de un enorme cráter de más de 500 km de diámetro en su polo
sur. Este gran cráter se formó cuando un fragmento de roca de
dimensiones colosales impacto con Vesta, hace cientos de millones de
años. Tras el impacto, millones de fragmentos salieron despedidos en
todas direcciones. Algunos fragmentos permanecieron girando alrededor
del Sol en el propio Cinturón y otros adoptaron diferentes caminos, que
pudieron llevarles a interceptar la órbita de La Tierra.
En efecto, seguimos recibiendo meteoritos derivados de aquella
monumental colisión del pasado. Un buen ejemplo de ello es la última
caída en España que sucedió el 10 de mayo de 2007 en Puerto Lápice
(Ciudad Real), donde se recuperaron varios meteoritos del asteroide
Vesta, clasificados como eucritas. A los meteoritos que provienen de
este asteroide se los conoce como acondritas, miembros de la familia
HED, siglas derivadas de Howardita, Eucrita y Diogenita. Estos tres
tipos de meteoritos tienen diferente aspecto y mineralogía pero ciertos
análisis químicos (isótopos de oxigeno) revelan que provienen del mismo
cuerpo celeste. Las howarditas derivan del suelo del asteroide, mientras
que las eucritas son restos de la corteza superior. Las diogenitas
formaron parte de un sector más profundo de la corteza de Vesta.
Siguiendo las normas de The Meteoritical Society, para clasificar un
meteorito es necesario estudiar su composición química y depositar una
parte del ejemplar en un museo que disponga de conservadores para
asegurar su permanencia en el tiempo. Los nuevos meteoritos que se han
incorporado a la colección del Museo Geominero provienen de los
desiertos del Noroeste de África y son dos eucritas (NWA-10928 y Tinduf
005) y una diogenita (NWA- 10929). Este último meteorito tiene un
peculiar aspecto: es de color claro y resaltan los cristales de
piroxeno, de un llamativo color verde. La eucrita NWA-10928 debió
fragmentarse en pleno vuelo, produciendo una lluvia de fragmentos
rocosos. Por eso, bajo este nombre se agrupan 12 pequeños meteoritos
pertenecientes a la misma caída. La otra eucrita (Tinduf 005) es una
muestra peculiar que ha resultado muy difícil de clasificar porque tenía
rasgos químicos propios del asteroide Vesta pero también atributos
característicos del material proveniente de la Luna. El análisis de
isótopos de oxígeno realizado por Richard Greenwood en los laboratorios
ingleses de The Open University fue el dato definitivo que inclinó la
clasificación hacia el término eucrita, original del asteroide Vesta. La
importancia de estos meteoritos en el ámbito museológico radica en que
son holotipos, es decir, las muestras que fueron analizadas
originalmente para la clasificación y que se conservan en el Museo
Geominero para garantizar posibles estudios en el futuro.
En las dos últimas décadas y sobre todo en los momentos de mayor
crisis económica mundial, el hallazgo de meteoritos en el Noroeste de
África ha aumentado espectacularmente. El clima desértico de estas zonas
resulta ideal para localizar estas rocas ya que la ausencia de
vegetación permite visualizar todo el suelo y los hallazgos se
multiplican. Los habitantes del desierto descubrieron que estas curiosas
piedras tienen un cierto valor económico, que puede ser desorbitado en
el caso de los ejemplares más raros. La mayor parte de los meteoritos
que se recuperan en los desiertos del Noroeste de África son adquiridos
por ciudadanos alemanes o estadounidenses, que clasifican los meteoritos
enriqueciendo de este modo las colecciones de sus propios países.
Los nuevos meteoritos fueron adquiridos por el coleccionista
malagueño José Antonio Sánchez Santana en el campo de refugiados
saharauis en Tinduf (Argelia). En los últimos años, este campo
centraliza gran parte del material recogido por los habitantes del
desierto, dada su estratégica ubicación geográfica en la conjunción de
fronteras entre Marruecos, Argelia y Mauritania. Tras volver a España
con los meteoritos, Jose Antonio contactó con los investigadores para
proporcionarles material suficiente para realizar los estudios y
depositar los holotipos en el Museo Geominero.
Con este tipo de colaboraciones entre personas interesadas por los
meteoritos y científicos, se abren puentes entre el material
extraterrestre recuperado en el Noroeste de África y los museos
españoles, que pueden canalizar en el futuro el flujo de meteoritos que
enriquecerán las colecciones públicas de España.
IGME/DICYT
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