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» » » » Un estudio halla la causa de los problemas visuales en astronautas



Todo pasa factura. Ya era conocido que los astronautas suelen tener problemas de salud, sobre todo cardiovasculares, cuando regresan de sus misiones. Pero gracias a un nuevo estudio que se presentó en la reunión anual de la Sociedad radiológica de Norte América (RSNA) se ha descubierto que el origen de las dificultades visuales de los astronautas está relacionada con los cambios en el líquido cefalorraquídeo. 

Un astronauta sujeto al brazo robótico de la estación espacial durante el paseo para reparar el 'Discovery' NASA/REUTERS

Los científicos de la NASA llevan tiempo observando un patrón de deterioro visual en los astronautas que pasaban largas estancias en misiones espaciales. Cuando éstos regresaban tenían síntomas comunes: visión borrosa, aplanamiento de la parte posterior del globo ocular e inflamación de los nervios ópticos. Este síndrome ha sido catalogado como deficiencia visual de la presión intracraneal (VIIP) y su porcentaje se da en casi dos tercios de los astronautas que están largos períodos a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS).

«La gente al principio no sabía cómo tratarlo y en 2010 la preocupación aumentó ya que se hizo evidente que algunos de los astronautas tenían cambios estructurales graves que no conseguían remediar del todo en su regreso a la tierra», asegura el autor del estudio y profesor de radiología e ingeniería biomédica de la Universidad de Miami (Florida), Noam Alperin.

Los expertos creían que los problemas de visión se debían al desplazamiento del plasma hacia la parte superior del cuerpo a causa de la microgravedad del espacio. Pero el equipo dirigido por el profesor Alperin descubrió que el origen del deterioro se encuentra en el líquido cefalorraquídeo (LCR), el líquido transparente que ayuda a amortiguar el cerebro y la médula espinal. El sistema LCR está diseñado para adaptar el cuerpo a los cambios significativos en las presiones hidrostáticas, como cuando una persona salta, pero la gravedad cero presenta nuevos desafíos.

«En la Tierra, el sistema LCR está construido para dar cabida a estos cambios de presión, pero en el espacio el sistema es confundido por la falta de los cambios de presión relacionados con la postura», explica Alperin.

En 2015 la NASA ya realizó un experimento con los gemelos Kelly para estudiar los efectos en la salud de la microgravedad y la radiación. Scott Kelly, de 51 años, y el ruso Mikhail Kornienko, de 54, permanecieron en la plataforma orbital durante un año y, el gemelo de Scott, Mark Kelly, se quedó en la Tierra para comparar sus pruebas médicas con las de su hermano a su regreso. Éste estudio no solo sirvió para conocer a que riesgos se enfrentarán los astronautas que en el futuro vayan a Marte sino también para analizar los problemas de salud que provoca el entorno espacial.

En esta ocasión, Alperin y sus colegas realizaron resonancias magnéticas y exploraciones de alta resolución antes y poco después de los vuelos espaciales de larga duración a los tripulantes de las aeronaves de siete misiones de la ISS. Los resultados se compararon con análisis de otros nueve astronautas que realizaron una misión más corta en transbordador espacial.

Los resultados fueron muy significativos. En los astronautas de larga duración había aumentado el aplanamiento de la parte posterior del globo ocular y la inflamación del nervio óptico. No obstante, lo más llamativo era el incremento en el volumen del líquido cefalorraquídeo alrededor del nervio óptico y la cavidad ósea del cráneo y, de igual modo, el aumento de este líquido dentro del sistema ventricular donde se produce.

Por otro lado, los científicos no detectaron cambios relevantes en el volumen de materia gris en ninguno de los dos grupos de astronautas.

«Identificar el origen de los cambios oculares inducidos por el espacio era necesario para elaborar medidas de protección para las futuras tripulaciones», sostiene Alperin. «Si las deformaciones estructurales en el ojo no se identifican rápidamente, los astronautas podrían sufrir un daño irreversible», ha apuntado.

En la actualidad, la NASA está estudiando una serie de posibles medidas para simular las condiciones que conducen al síndrome de deficiencia visual de la presión intracraneal y buscar soluciones.



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