Los vemos pedalear sin descanso sobre apenas un plano fino de bicicleta. Bambolearse sin caer, desafiando a la gravedad. Y lo cierto es que, aunque de niños necesitemos de ayuda, las bicis no se van al suelo mientras ruedan. ¿Por qué?
El Catedrático de Física Aplicada Antonio Ruiz de Elvira nos propone imaginar la rueda de una bicicleta como una aro en el que hay miles de coches. Los coches, en movimiento, tienden a ir en línea recta y seguir su camino. Desviarlos de su ruta, requiere de una fuerza externa. Eso es en esencia lo que ocurre con los 'elementos' de la rueda.
Esa fuerza hacia adelante compensa las otras de gravedad que la Tierra ejerce sobre el plano de la bici hacia los lados. Pero para eso es imprescindible que esté en movimiento, lo cual garantiza la inercia.
El Catedrático de Física Aplicada Antonio Ruiz de Elvira nos propone imaginar la rueda de una bicicleta como una aro en el que hay miles de coches. Los coches, en movimiento, tienden a ir en línea recta y seguir su camino. Desviarlos de su ruta, requiere de una fuerza externa. Eso es en esencia lo que ocurre con los 'elementos' de la rueda.
Esa fuerza hacia adelante compensa las otras de gravedad que la Tierra ejerce sobre el plano de la bici hacia los lados. Pero para eso es imprescindible que esté en movimiento, lo cual garantiza la inercia.
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