El telescopio de muones GRAPES-3, situado en el Laboratorio de Rayos
Cósmicos del TIFR (por las siglas en inglés de Instituto Tata de
Investigación Fundamental), en Ooty, India, registró una ráfaga de rayos
cósmicos galácticos de unos 20 GeV (gigaelectronvoltios) el 22 de junio
de 2015, con una duración de dos horas. Un extenso análisis de aquel
suceso y de sus consecuencias se ha completado recientemente.
El telescopio de muones GRAPES-3, el
mayor y más sensible detector de rayos cósmicos, registró una ráfaga de
rayos cósmicos galácticos delatadora de un agrietamiento temporal en el
escudo magnético terrestre. (Foto: TIFR)
La ráfaga llegó cuando una nube de plasma gigante eyectada desde la
corona solar, y moviéndose con una velocidad de unos 2,5 millones de
kilómetros por hora, golpeó nuestro planeta, causando una fuerte
compresión de la magnetosfera terrestre equivalente a entre 11 y 4 veces
el radio de la Tierra. Ello desencadenó una severa tormenta
geomagnética que generó auroras, y fuertes interferencias de radio en
muchos países de latitudes elevadas.
Los rayos cósmicos son chorros de partículas subatómicas aceleradas a
enormes velocidades, que continuamente bombardean la Tierra. Una parte
de ellos se debe a la acción directa o indirecta del Sol. Otra parte,
que recibe el calificativo de "galácticos", se origina fuera de nuestro
sistema solar aunque mayormente dentro de nuestra galaxia.
La magnetosfera terrestre se extiende a lo largo de un radio de un
millón de kilómetros, actuando como primera línea de defensa,
escudándonos del continuo flujo de rayos cósmicos solares y galácticos,
protegiendo así la vida en nuestro planeta.
Las simulaciones numéricas llevadas a cabo por el equipo de
científicos del GRAPES-3 sobre este suceso indican que el escudo
magnético de la Tierra se agrietó temporalmente debido a que se produjo
una reconexión magnética, permitiendo que partículas de rayos cósmicos
de poca energía, que en condiciones normales no podrían atravesar la
barrera, entrasen en nuestra atmósfera. El campo magnético de la Tierra
redirigió estas partículas unos 180 grados, desde el lado diurno al lado
nocturno del planeta, donde fueron detectadas como una ráfaga por el
telescopio de muones GRAPES-3 hacia la media noche del 22 de junio de
2015.
Los datos han sido analizados e interpretados por el equipo de P. K. Mohanty.
NCYT
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