No hay signos de vida inteligente ahí fuera. O al menos no hay signos obvios, según un sondeo llevado a cabo por investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania. Después de revisar los datos obtenidos por el telescopio espacial WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer) de más de 100.000 galaxias, parece haber poca evidencia de que existan civilizaciones tecnológicamente avanzadas en alguna de esas galaxias.
Lanzada en 2009, la misión WISE ha sido capaz de identificar miles de asteroides en el Sistema Solar y cúmulos estelares previamente desconocidos en nuestra galaxia. Sin embargo, Jason T. Wright (profesor asistente de astronomía y astrofísica en el Centro de Exoplanetas y Mundos Habitables de la Universidad Estatal de Pensilvania) concibió e inició un nuevo campo de investigación; usar los datos infrarrojos para ayudar en la búsqueda de señales de civilizaciones extraterrestres.
Y si bien su primer análisis no dio muchos resultados, es una emocionante nueva área de investigación y proporciona información muy útil sobre una de las preguntas más importantes jamás realizadas: ¿estamos solos en el Universo?
“La idea tras nuestra investigación es que, si una galaxia completa ha sido colonizada por una civilización espacial avanzada, la energía producida por las tecnologías de esa civilización sería detectable en longitudes de onda del infrarrojo medio, exactamente la radiación para la que el satélite WISE fue diseñado para detectar para otros propósitos astronómicos”, dijo Wright.
Esta lógica toma en cuenta las hipótesis del astrónomo Nikolai Kardashev y del físico teórico Freeman Dyson. En 1964, Kardashev propuso que el nivel de avance tecnológico de una civilización podría ser medido basándose en la cantidad de energía que dicha civilización es capaz de utilizar.
Para caracterizar el nivel de desarrollo extraterrestre, Kardashev ideó un sistema de tres categorías –civilizaciones de Tipo I, II y III– conocido como la “escala Kardashev”. Una civilización Tipo I utiliza todos los recursos disponibles en su planeta madre, mientras que una de Tipo II es capaz de emplear toda la energía de su estrella. Las civilizaciones de Tipo III son aquellas que son lo bastante avanzadas para usar la energía de su galaxia completa.
Ilustración artística de una esfera de Dyson cubriendo una estrella. Crédito: Sentient Developments.
De manera similar, Dyson propuso en 1960 que las civilizaciones extraterrestres avanzadas podrían ser detectadas por la evidencia delatora de sus emisiones en el infrarrojo medio. Basándose en que una civilización suficientemente avanzada sería capaz de envolver su estrella, él creyó que sería posible buscar extraterrestres rastreando grandes objetos que emitiesen radiación en el rango infrarrojo del espectro electromagnético.
Estas conjeturas fueron expresadas en un breve artículo titulado “Search for Artificial Stellar Sources of Infrared Radiation”, publicado el 3 de junio de 1960 en la revista Science. En el artículo, Dyson propuso que una especie avanzada usaría estructuras artificiales –conocidas ahora como “esferas de Dyson”– para interceptar la radiación electromagnética en longitudes de onda desde el rango visible a longitudes menores, irradiando el calor residual en forma radiación infrarroja.
“Si una civilización espacial avanzada usa la enorme cantidad de energía de su galaxia para alimentar computadores, vuelo espacial, comunicaciones, o algo que no podamos imaginar, la termodinámica fundamental nos dice que esta energía debe ser irradiada como calor en longitudes de onda infrarrojas. Esta misma física básica hace que tu computador irradie calor cuando está encendido”, dijo Wright.
Sin embargo, no fue hasta que se desplegaron los telescopios espaciales como WISE que se volvió posible realizar mediciones sensibles de esta radiación. WISE es una de tres misiones infrarrojas que se encuentran actualmente en el espacio; las otras dos son el Telescopio Espacial Spitzer y el Observatorio Espacial Herschel.
WISE es diferente de las otras dos misiones debido a que sondea el cielo completo y fue diseñado para captar todo tipo de intereses cósmicos no observados anteriormente. ¡Y hay pocas cosas más interesantes que la posible existencia de civilizaciones extraterrestres avanzadas!
Para buscarlas, Roger Griffith, autor principal del artículo, y sus colaboradores exploraron las entradas en la base de datos del satélite WISE en busca de evidencia de una galaxia que estuviese emitiendo demasiada radiación en el infrarrojo medio. El equipo examinó y categorizó individualmente 100.000 de las imágenes de galaxias más prometedoras.
Y aunque no detectaron señales obvias de una civilización de Tipo II o de esferas de Dyson en ninguna de ellas, encontraron unas 50 candidatas que mostraban niveles inusualmente altos de radiación en el infrarrojo medio. El próximo paso será confirmar si estas señales se deben a procesos astronómicos naturales o si podrían ser indicios de una civilización altamente avanzada que cubre su estrella para obtener energía.
En cualquier caso, los resultados del equipo son bastante interesantes y abren un nuevo camino en lo que seguramente será una nueva área de investigación. El único estudio previo sondeó solo unas 100 galaxias, y no fue capaz de examinarlas en el infrarrojo para ver cuánto calor emitían. Es más, la investigación ayuda a arrojar luz sobre las preguntas acerca de la existencia de vida extraterrestre inteligente en nuestro universo.
Millones y millones de galaxias. ¿Estamos solos en el Universo? Crédito: NASA, ESA, H. Teplitz y M. Rafelski (IPAC/Caltech), A. Koekemoer (STScI), R. Windhorst (Arizona State University), y Z. Levay (STScI).
“Nuestros resultados indican que, de las 100.000 galaxias que WISE pudo ver con suficiente detalle, ninguna está extensamente poblada por una civilización extraterrestre que use la mayor parte de la luz estelar de su galaxia para sus propios fines”, dijo Wright. “Es interesante debido a que estas galaxias tienen miles de millones de años de edad, por lo que debería haber bastante tiempo como para que se llenaran de civilizaciones extraterrestres, si existieran. O no existen, o todavía no usan suficiente energía para que las reconozcamos”.
Lamentablemente, parece que no nos acercamos a resolver la Paradoja de Fermi. Pero por primera vez, parece que las investigaciones en la materia están avanzando más allá de los argumentos teóricos. Después de un tiempo y con el mejoramiento de nuestros métodos de detección, ¿quién sabe lo que podríamos encontrar allá fuera? Después de todo, el Universo es un lugar muy, muy grande.
El artículo “The Ĝ infrared search for extraterrestrial civilizations with large energy supplies. III. The reddest extended sources in WISE” fue publicado el 15 de abril de 2015 en The Astrophysical Journal Supplement Series.
Universe Today
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