El universo, también el relativamente cercano, es un lugar violento en el que ocurren cosas. A nivel galáctico, todo parece suceder muy despacio, pero los efectos de ciertas interacciones pueden acabar siendo muy relevantes para los objetos implicados.
Espectacular vista de la Galaxia Renacuajo obtenida con la cámara ACS del telescopio espacial Hubble. (Foto: NASA, H. Ford (JHU), G. Illingworth (UCSC/LO), M.Clampin (STScI), G. Hartig (STScI), el ACS Science Team, y ESA)
Las imágenes de espacio profundo que obtienen los grandes telescopios nos han mostrado miles de galaxias de todos los tamaños y formas. Algunas tienen un aspecto especialmente llamativo, que hace que los astrónomos se pregunten qué ha ocurrido con ellas, cómo han alcanzado su presente configuración.
Así pasa con UGC 10214, una galaxia situada a 420 millones de años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de Draco, que parece haber sufrido recientemente un acontecimiento distorsionador muy importante. La llamamos también Galaxia Renacuajo, dado que además de su cuerpo espiral convencional, arrastra tras de sí una sorprendente cola formada por estrellas y cúmulos estelares. No sólo eso, el cuerpo galáctico principal, lejos de tener un único disco definido, presenta dos niveles, como un tiovivo de fuegos artificiales girando sobre sí mismo.
Observada con detalle por los telescopios Hubble y Spitzer, su imagen delata un fenómeno que no por conocido es menos espectacular. En ciertos lugares del Cosmos, las galaxias interaccionan entre sí de una forma mucho más frecuente que en el vecindario de nuestra Vía Láctea, y en este caso estamos contemplando un episodio de influencia gravitatoria mutua entre dos galaxias que en el pasado se acercaron demasiado.
La responsable de lo que le ha pasado a UGC 10214 no ha ido muy lejos. Se trata de una galaxia pequeña y compacta, de color azul, que aún puede verse en las imágenes, entre el polvo y las estrellas de la primera. Su gravedad atrajo y perturbó a uno de los brazos de la Galaxia Renacuajo, y sus componentes estelares, arrastrados, abandonaron su posición habitual, dibujando una larga cola que se extiende hasta unos 280.000 años-luz. En ella no sólo hay estrellas, sino también polvo y gas molecular que previamente habían orbitado normalmente alrededor de su galaxia madre.
La interacción gravitatoria fue tan fuerte que, además de desplazar estrellas ya existentes, causó una considerable actividad formadora. Las imágenes muestran un gran número de estrellas azules jóvenes, muy masivas y calientes, que surgieron cuando nubes de gas hidrógeno molecular en múltiples puntos se vieron comprimidas por las fuerzas de marea, iniciándose en ellas el proceso de génesis estelar. Este proceso ocurrió tanto en los brazos espirales del disco principal de la galaxia como en el río de material que se vio arrastrado hacia el exterior. En algunos casos, se formaron también cúmulos globulares de hasta 1 millón de estrellas, todas ellas girando alrededor de un centro de masas común. Su color azulado señala que son 10 veces más calientes que nuestro Sol, y que alcanzan brillos 1 millón de veces superiores al de nuestra estrella. Pero ese color no durará para siempre, pues sus componentes más masivos y azules vivirán poco tiempo, al consumir muy rápidamente el gas de sus atmósferas. Cuando eso ocurra, los cúmulos adoptarán un color rojizo y se parecerán más a los que adornan a la Vía Láctea, nacidos hace miles de millones de años atrás.
Uno de los motivos por los cuales se llama a UGC 10214 “Galaxia Renacuajo”, además de por la existencia de la “cola”, es que esta cola acabará probablemente desapareciendo. Como los renacuajos reales, la perderá con el tiempo, cuando parte de su material retorne a las cercanías de la galaxia madre, y el resto, agrupándose, se libere definitivamente, formando más cúmulos globulares y pequeñas galaxias enanas que orbitarán alrededor del halo de UGC 10214. Ahora mismo pueden verse ya algunas de esas agrupaciones estelares que se independizarán, separadas entre sí por zonas de menor brillo.
UGC 10214, bajo la cámara infrarroja del telescopio espacial Spitzer. (Foto: NASA/JPL-Caltech/C. Lonsdale (IPAC/Caltech) y el SWIRE Team)
Si observamos la fotografía obtenida por el telescopio espacial Hubble en 2002, con su cámara ACS, podemos concluir que la galaxia compacta que ocasionó el desaguisado pasó, desde nuestra perspectiva, frente a UGC 10214 cruzando de izquierda a derecha. Pero lejos de continuar su camino sin inmutarse, también fue influida por la gravedad de UGC 10214 en una especie de efecto honda, por el cual cambió su dirección original y fue enviada hasta su posición actual, a unos 300.000 años-luz de la Galaxia Renacuajo.
UGC 10214 ha sido observada también en el infrarrojo por el telescopio Spitzer. Sus imágenes ayudan a los astrónomos a entender cómo era el universo temprano, cuando las interacciones entre galaxias eran mucho más frecuentes que en la actualidad, dada su mayor proximidad. Observando en las profundidades del espacio, el Spitzer ha detectado manchas rojizas que los cosmólogos suponen son galaxias deformadas por interacciones ocurriendo en el universo primitivo. Estas manchas arrojan poca información sobre lo que está ocurriendo, así que fotografiar UGC 10214 en la misma longitud de onda ayudará hacer comparaciones y encontrar puntos de contacto entre acontecimientos antiquísimos de este tipo y otros mucho más recientes.
DATOS BÁSICOS:
Nombres: UGC 10214, Galaxia Renacuajo
Distancia a la Tierra: Unos 420 millones de años-luz
Magnitud aparente: 14,4
Constelación: Draco
Características especiales: El aspecto actual de UGC 10214 es el resultado de una espectacular colisión galáctica que la ha dotado con una especie de cola de estrellas y polvo.
NCYT
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