Desde que el universo se creó en una colosal "explosión" hace 13.800
millones de años, ha estado expandiéndose, arrastrando con él a las
galaxias, de una manera muy parecida a lo que ocurre con las pasas de
una masa para bizcocho cuando aumenta de volumen.
Ilustración de los últimos momentos
previos a una colisión entre una estrella de neutrones y un agujero
negro, con la primera siendo destruida por el tirón de marea del segundo
(en el centro del disco). Una colisión de estas características culmina
con la fusión entre ambos objetos. (Imagen: A. Tonita, L. Rezzolla, F.
Pannarale)
La comunidad astronómica lleva tiempo observando ciertas estrellas y
otras fuentes cósmicas de mucha luz para medir su distancia respecto a
la Tierra y la velocidad con la que se alejan de nosotros, dos
parámetros que son esenciales para estimar la constante de Hubble, una
unidad de medida que describe el ritmo con el que se está expandiendo el
universo.
Pero, hasta la fecha, las iniciativas más precisas han acabado con
valores muy diferentes de la constante de Hubble, lo que impide saber
con suficiente certeza la velocidad con la que está expandiéndose el
universo. Esta información, según creen los astrónomos, podría aclarar
cuestiones clave sobre los orígenes de este último, así como su destino,
incluyendo si el cosmos se expandirá indefinidamente o acabará por
contraerse hasta derrumbarse sobre sí mismo.
Ahora, el equipo de Salvatore Vitale, del Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT), y Hsin-Yu Chen, de la Universidad Harvard, ambas
entidades en Estados Unidos, ha propuesto una forma más precisa e
independiente de medir la constante de Hubble, usando ondas
gravitatorias emitidas por un sistema relativamente raro: una pareja de
astros masivos compuesta por un agujero negro y una estrella de
neutrones, un sistema binario enormemente energético en el que cada
astro gira en espiral alrededor del otro. A medida que se reduce la
distancia que separa a estos objetos, deben producir ondas gravitatorias
capaces de hacer temblar el espacio, y un destello de luz cuando acaban
colisionando.
Los autores del nuevo estudio argumentan que un destello de luz de
este tipo puede dar a los científicos una indicación de la velocidad a
la cual la pareja se está alejando de la Tierra. Las ondas gravitatorias
emitidas, si fueran detectadas en la Tierra, deberían proporcionar una
medida independiente y precisa de la distancia del sistema. Aunque las
binarias de este tipo son muy escasas, los investigadores calculan que
bastaría detectar unas pocas para obtener el valor más preciso hasta la
fecha de la constante de Hubble y de la tasa de expansión del universo.
NCYT
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