El 20 de septiembre de 2016, un astrónomo aficionado de Rosario
(Argentina) llamado Víctor Buso se enconcia una
galaxia espiral llamada NGC 613, se encontró cara a cara con un inédito
fenómeno que ha sido ansiado por astrónomos de todo el mundo: la
explosión de una estrella y el nacimiento de una supernova.
Serie de imágenes superpuestas obtenidas en el momento del descubrimiento. (Foto: Víctor Buso and Gastón Folatelli)
Gracias a sus observaciones, un equipo de investigadores de
Argentina, Japón, Reino Unido y Estados Unidos encabezado por Melina
Bersten, del Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP), ha podido
obtener mayor información sobre las propiedades de la estrella que
explotó así como sobre la evolución temprana de una supernova.
Como explica a DiCYT Melina Bersten, aunque la casualidad ha jugado
un papel importante en esta observación, el hecho de que Buso sea un
aficionado avispado ha sido fundamental para poder captar el momento, ya
que la supernova aparecía tan débil en las imágenes que perfectamente
podía haber pasado desapercibida. Sin embargo, Buso notó que podía
tratarse de un hallazgo importante ya que ese débil punto pronto comenzó
a volverse más brillante. Se había convertido, sin saberlo, en la
primera persona que observa ‘in situ’ el nacimiento de una supernova.
Gracias a las varias imágenes por minuto tomadas por Buso y a que,
menos de 24 horas después de este episodio, el equipo de investigadores
realizó una monitorización exhaustiva de la supernova y estudió su
evolución, se ha podido evidenciar con datos reales que las simulaciones
computacionales sobre este fenómeno estaban en lo cierto: el nuevo
objeto se hace visible y su brillo aumenta rápidamente, una señal que se
corresponde con lo que los astrónomos denominan ‘choque de ruptura’.
Se trata de una fase que dura muy poco tiempo y que ocurre, en
promedio, una vez cada siglo por galaxia, lo que pone de manifiesto la
importancia del momento captado por el astrónomo aficionado.
“El hecho de que podamos verificar las predicciones de los modelos al corroborar la existencia de un flash de luz al momento de surgir la onda de choque de la superficie estelar es uno de los hallazgos más relevantes”, apunta Bersten, quien subraya que este tipo de observaciones también aporta datos acerca de la estructura externa de las estrellas de alta masa al final de su evolución.
Asimismo, agrega, el hallazgo permitirá estudiar la posible presencia
de material alrededor de la estrella. “Este material se espera que haya
sido expulsado durante la evolución de la estrella, pero el modo en que
este proceso de pérdida de masa se da, es todavía incierto. Por eso es
importante obtener datos del momento del surgimiento de la onda de
choque”, detalla.
Cristina G. Pedraz/DICYT
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