El viento solar ha
barrido la atmósfera de Marte, transformando un mundo templado y húmedo
que pudo albergar vida en el pasado en otro desértico y frío, como el
que se observa hoy en día. Así lo revelan las mediciones del gas argón
registradas por la nave MAVEN en la atmósfera del planeta rojo.
La atmósfera marciana ha perdido un 66% de argón
Los últimos análisis de la delgada atmósfera de Marte demuestran que
esta se ha reducido en los últimos millones de años debido al bombardeo
de partículas del viento solar, que han arrastrado los gases marcianos
hacia el espacio, produciendo cambios significativos en el clima del
planeta.
Ilustración del frío y seco
ambiente actual en Marte (izquierda) y el que pudo tener en el pasado,
con grandes masas de agua líquida y una atmósfera más gruesa. / NASA’s
Goddard Space Flight Center
“Esto ha contribuido a la transición del clima templado, caliente y húmedo que tuvo Marte en el pasado a la fría, seca y delgada atmósfera que conserva hoy”, explica esta semana en la revista Science un grupo de investigadores liderados por Bruce Jakosky desde la Universidad de Colorado en Boulder (EE UU).
El bombardeo de partículas del viento solar ha arrastrado los gases marcianos hacia el espacio, cambiando el clima del planeta
Jakosky y su equipo han utilizado los datos de la misión Mars
Atmosphere and Volatile EvolutioN (MAVEN) para aportar una perspectiva
más exacta acerca de la historia y los cambios climáticos en Marte, así
como su evolución geológica y posible habitabilidad. La composición de
la atmósfera de un planeta contribuye en gran medida a su clima.
En
concreto, los investigadores midieron en la atmósfera marciana, a
diferentes alturas, las concentraciones de dos isótopos del argón (Ar),
un gas noble que no reacciona químicamente con otros elementos y no
queda secuestrado en las rocas. El único proceso que puede eliminarlo
hacia el espacio es el viento solar, mediante un proceso cono
De esta forma descubrieron que, en altitudes más altas, el isótopo de argón más liviano, el 36Ar, es más abundante que el más pesado, el 38Ar,
por lo que el primero tiene mayor probabilidad de ser eyectado de la
atmósfera por la radiación y el viento que llegan desde el Sol.
La atmósfera marciana ha perdido un 66% de argón
Basándose
en las mediciones de MAVEN, los autores han deducido que, desde que se
formó el planeta rojo, el 66 % del argón de su atmósfera ha
desaparecido. Estos resultados sirvieron a los investigadores, a su vez,
para calcular la disminución de otros gases por el mismo mecanismo,
como el dióxido de carbono (CO2).
La atmósfera de Marte seguramente fue igual de gruesa que la de la Tierra, pero compuesta de CO2
"Determinamos que la mayor parte del CO2 del planeta también se ha perdido en el espacio por pulverización", explica Jakosky. Esta molécula resulta de interés porque es el principal componente de la atmósfera marciana y por ser un eficiente gas de efecto invernadero que permite retener el calor y calentar el planeta.
Los autores
sugieren que su atmósfera probablemente haya sido igual de gruesa que la
de la Tierra, pero compuesta principalmente de dióxido de carbono; y
que la mayor parte de este y otros gases atmosféricos se han perdido, lo
que ha provocado los enormes cambios en el clima del planeta rojo desde
su formación.
En la actualidad el agua líquida, esencial para la
vida, no es estable en la superficie de Marte porque su atmósfera es
demasiado fría y delgada para soportarla. Sin embargo, los lechos secos
de antiguos ríos y lagos observados en el planeta rojo, así como algunos
minerales que sólo se forman en presencia de agua líquida, indican que
su clima fue muy diferente en el pasado, lo suficientemente cálido para
que el agua fluyera sobre la superficie durante largos períodos de
tiempo.

Los datos de la misión MAVEN revelan que la pérdida sustancial de la
atmósfera es lo que cambió drásticamente el clima de Marte. / The Lunar
and Planetary Institute NASA's MAVEN mission
El
equipo de la misión MAVEN ya informó en 2015 sobre la pérdida del gas
atmosférico por efecto del viento solar. Lo que ha hecho ahora es
estimar cuánto gas se ha perdido a lo largo del tiempo. / NASA Goddard
SINC
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