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» » ¿Por qué hay olas gigantes?




Una ola, en una boya entre Escocia e Islandia, alcanzó los 19 metros de altura significativa, que es una medida del valor medio de las olas. La altura máxima de la misma corresponde aproximadamente a unos 27 metros, es decir, la altura de un edificio de 9 pisos.

Cuando vayan por la calle, observen estos edificios y piensen como se sentirían en un barquichuelo (no en un monstruo de crucero turístico que no deja sentir que se viaja por el mar) hundidos en la sima de la ola y viendo la cresta a unos metros del barco.

Las olas altas se generan a mucha distancia (miles de kilómetros) de donde se observan. Así, por ejemplo, las olas de los temporales del Cantábrico se suelen generar en las grandes tormentas de la costa de la Península del Labrador, al otro lado del Atlántico.

Las olas no se generan empujadas por el viento. El fenómeno es algo mas complejo. Sobre una superficie de agua perfectamente plana el aire sufre una fluctuación de presión, sin viento. Esa fluctuación de presión hunde un poquito una zona del agua. Al hundirse esa zona, se genera una fuerza a su alrededor que mueve de arriba abajo el agua de ese entorno. El agua del centro vuelve a subir para restaurar el equilibrio, pero su velocidad vertical le hace subir por encima de la posición de equilibrio: Este movimiento vertical se propaga horizontalmente sin que el agua de desplace en esa dirección horizontal: El agua solo se mueve de arriba abajo, y es la -ola- la que se desplaza de un sitio a otro.

Si ahora, sobre una superficie rizada, sopla viento, el aire se acelera sobre la cresta de la peña ola capilar y se frena sobre el valle de esa ola pequeña: Al variar su velocidad, el viento cambia la presión que ejerce sobre la superficie ondulada del agua: Más presión sobre los valles, menos sobre las crestas, lo que genera que la ola crezca. Estas variaciones de presión son tanto mayores cuanto mayor es la velocidad del viento.

Son vientos fuertes que soplan durante mucho tiempo los que producen olas grandes, por lo general muy lejos de donde soplan.

Si además los vientos fuertes acompañan a las olas en su propagación, insisten en la aplicación de grandes variaciones alternas de presión que siguen aumentando la altura de la ola.

El que la ola registrada entre Escocia e Islandia en Febrero de 2013 fuese acompañada de un frente frío y viendo fuertes pero no extremos, no tiene nada que ver con la altura de la ola. Mucho más importante para esa altura fué que los soplaron en algún punto alejado del Atlántico bastante más fuertes que los de encima de la boya y durante más tiempo.

¿Son estas olas medidas por las boyas las más altas de océano? Casi con seguridad no. El océano es inmenso, y las boyas, muy escasas. Es coincidencia que una ola alta se registre en una boya, o en una plataforma de perforación.

Hoy día las olas se miden mediante radares operados desde satélites sobre todo el océano, en franjas de un centenar de kilómetros de anchura, una vez cada varios días sobre esas franjas. Al medirlas así se han detectado lo que se llaman olas ''frikis'', olas extrañas que aparecen en ciertos puntos sin conexión con otros. Algunas de esas olas frikis son altas, aunque ninguna de las observadas has ahora tan altas como las del Mar del Norte, que es donde se han registrado la mayoría de olas gigantes.

El tamaño de 19 metros de altura significante no es un límite físico, pero si práctico. Puesto que las olas se deben a vientos continuados, y puesto que los océanos son limitados en extensión, no hay sitio ni tiempo para que las olas crezcan mucho más de esa altura significante.

El jueves participé en un seminario organizado por la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad de Málaga. En ese seminario afirmamos los ponentes que la naturaleza es -limitada- en contra de algunas ideas que flotan en algunas comunidades académicas o políticas que asumen que los recursos del planeta son ilimitados.

El premio Nobel Solow así lo afirmaba en un ensayo célebre en el cual decía que todo es cuestión de dinero: Si un recurso parece agotarse, si se pone más dinero, se encuentra más del mismo recurso.

Esto no es así. La Tierra es finita en superficie y volumen. Y en volumen no podemos profundizar mucho, ya que a partir de unos cientos de kilómetros el manto de la Tierra son rocas fundidas por radiactividad. Y la superficie es, evidentemente, finita. Las olas no pueden crecer más porque los océanos se acaban y llegan a las costas donde ya no hay olas.

El mensaje es así claro: No podemos querer extraer riqueza del planeta de manera ilimitada. No podemos calentar la atmósfera sin ponernos límites. No podemos deforestar sin eliminar la cubierta vegetal, no podemos pescar sin freno sin agotar las pesquerías.

Debemos retomar la idea básica europea, propuesta por primera vez por los griegos, de rechazo al hybris (o hubris) y de moderación: de límite.

Podemos vivir de maravilla, sin excesos. No necesitamos cada uno de notros diez coches, ni un coche con 700 kW de potencia, ni aviones privados, ni yates de 100 metros de eslora. Podemos vivir igual de bien con un coche de 70 kW, usando los aviones públicos y eliminando los yates que no hacen la menor falta.

Debemos reconocer que la naturaleza, y una parte de ella, nosotros mismos, tiene límites, y que es bueno que así sea.

¡Delenda est pollutio!




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