Un equipo hispano-italiano liderado por el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), en España, ha descubierto que una
clase de meteoritos conocidos como condritas carbonáceas son capaces de
sintetizar compuestos orgánicos claves en la química prebiótica. Tales
propiedades catalizadoras son desconocidas en otras rocas de la Tierra u
otros cuerpos planetarios del Sistema Solar, este tipo de meteoritos
podrían haber tenido un papel importante en el origen de la vida en el
Universo. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista
Scientific Reports.
Las muestras de meteoritos analizadas en este trabajo pertenecen a la
colección Antártica de la NASA y proceden tanto de asteroides como,
posiblemente, de cometas. “Las condritas son meteoritos no
diferenciados, un legado fósil de la creación de los planetesimales, que
nos aportan información sobre los procesos de agregación de los
primeros bloques formativos de los planetas, pero también de todo lo que
aconteció en su interior poco después de su formación”, explica el
investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Espacio Josep
María Trigo, que ha codirigido el estudio.
Los resultados del trabajo muestran el papel fundamental que tuvo el
agua que empapó los asteroides progenitores de ciertas condritas
carbonáceas unos 50 millones de años antes de formarse la Tierra. Tales
procesos promovieron la síntesis de moléculas orgánicas complejas en
aquellos asteroides que, al alcanzar otros planetas, habrían abonado sus
superficies con tales compuestos prebióticos. “La llegada de dichos
meteoritos suele ser brusca y causa la fragmentación de estos meteoritos
y la degradación por las altas temperaturas de los compuestos
orgánicos.
Por ello nos decidimos a desarrollar experimentos capaces de
sintetizar la materia orgánica a partir de los minerales de las
condritas, una vez llegan al suelo y sin que necesariamente sobrevivan
los compuestos orgánicos primigenios” añade Trigo.
Durante los experimentos, realizados en la Universidad de Tuscia
(Italia), las muestras llegadas desde el Johnson Space Center de NASA
fueron pulverizadas en un mortero, tratadas para eliminar cualquier
signo de materia orgánica y puestas en contacto durante 24 horas con
formamida y aguas termales y marinas a 140 °C previamente filtradas para
evitar cualquier contaminación o presencia de organismos vivos.
“Resulta fascinante comprobar que las condritas poseen propiedades únicas que permiten reproducir, en un breve plazo de tiempo, su contenido en compuestos orgánicos complejos si son tratadas en una disolución acuosa que contenga formamida. Podríamos estar ante el descubrimiento de los procesos químicos claves en los primeros pasos hacia la complejidad de la materia orgánica en el Universo. Esas fases de hidratación posiblemente marcaron las etapas tempranas de asteroides y cometas”, señala el investigador del CSIC Carles E. Moyano, del Instituto de Ciencias del Espacio.
Los resultados de los experimentos apuntan a que estos meteoritos
poseen unas propiedades catalizadoras de compuestos orgánicos
desconocidas en rocas terrestres. Los minerales que forman las condritas
carbonáceas son capaces de sintetizar ácidos carboxílicos, aminoácidos y
todas las bases nitrogenadas que conforman el ácido ribonucleico (ARN)
que se considera precursor del primer organismo vivo.
“Los datos obtenidos indican que, incluso si las condritas fuesen pulverizadas y perdiesen sus compuestos orgánicos durante la fase de deceleración y ablación en la atmósfera, aquellos minerales que alcanzasen una superficie planetaria y fuesen calentados en presencia de agua y de formamida estarían en condiciones de reproducir los compuestos orgánicos fundamentales en la química prebiótica. Eso claramente apunta a una vida abonada desde el exterior, que se podría por tanto dar en cualquier rincón de nuestro sistema solar, y por ende del Universo, en donde las condiciones fuesen propicias para mantener agua líquida durante un tiempo razonable: Marte, Europa y Titán, se sospechan como excelentes candidatos a nuestra exploración”, señala el Dr. Trigo.
CSIC/DICYT
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