Un equipo internacional de astrónomos ha encontrado una galaxia enana
de luminosidad extremadamente débil que es satélite de la Vía Láctea,
nuestra galaxia. La satélite, llamada Virgo I, se halla en dirección a
la constelación de Virgo.
Ilustración de Virgo I, un puntito
apenas visible y perdido entre muchos otros, recreada mediante el
programa Mitaka. (Foto: Mitaka, 4D2U project, NAOJ)
Se trata efectivamente de una galaxia, porque se extiende abarcando
un radio de 124 años-luz, sistemáticamente mayor que un cúmulo globular
de luminosidad comparable.
Con una magnitud absoluta de -0,8 en la banda óptica, podría ser muy
bien la galaxia satélite de brillo más débil encontrada hasta la fecha.
Su descubrimiento sugiere la presencia de una gran cantidad de galaxias
enanas satélites aún no detectadas en el halo de nuestra galaxia, y
proporciona importante información sobre la formación de galaxias a
través del ensamblaje jerárquico de materia oscura.
Actualmente, se han identificado unas 50 galaxias satélites de la Vía
Láctea. Unas 40 son de luminosidad débil y difusas, perteneciendo a la
categoría de las llamadas “galaxias esferoidales enanas”. Muchas
galaxias enanas recientemente descubiertas, sobre todo aquellas vistas
en observaciones fotométricas sistemáticas, como las del SDSS (Sloan
Digital Sky Survey) y del DES (Dark Energy Survey), son de luminosidad
muy tenue. Sin embargo, las búsquedas anteriores utilizaron telescopios
con un diámetro de 2,5 a 4 metros, de modo que solo fueron identificadas
las satélites relativamente cercanas a nuestra región de la galaxia, o
aquellas con magnitudes mayores. Las más distantes o las de brillo más
débil en el halo de la Vía Láctea están aún pendientes de ser
detectadas.
La combinación de la gran apertura de 8,2 metros del Telescopio
Subaru y del gran campo de visión del instrumento HSC ha resultado ser
muy potente en este estudio. Permite una búsqueda eficiente de galaxias
enanas satélites de brillo muy débil a lo largo de grandes áreas del
cielo.
El primer paso en la búsqueda de una nueva galaxia enana es
identificar una zona del firmamento con una densidad de estrellas mayor
de lo normal, usando para ello datos fotométricos. A continuación debe
comprobarse que la apariencia de sobredensidad no se deba a meras
coincidencias en la línea de visión, por yuxtaposiciones accidentales de
campos de estrellas no relacionados, sino que es realmente una
concentración de estrellas, definible como galaxia y no como un simple
cúmulo estelar. El método estándar para hacer esto es buscar una
distribución característica de estrellas en el diagrama color-magnitud.
Las estrellas en una concentración solo aparente no muestran patrones
particulares en este diagrama.
Daisuke Homma, de la Universidad de Tohoku en Japón, halló a Virgo I,
con el asesoramiento técnico de Masashi Chiba y la ayuda de sus
colaboradores internacionales.
NCYT
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