Los controladores de misión en el
Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins en
Laurel, Maryland, confirmaron el 30 de abril que la sonda MESSENGER
(MErcury Surface, Space ENvironment, GEochemistry, and Ranging) de la
NASA impactó la superficie de Mercurio a las 3:26 p.m. EDT, como se
había planeado.
Los controladores fueron capaces de
confirmar el fin de las operaciones unos pocos minutos después, a las
3:40 p.m., cuando la estación en Goldstone de la Red de Espacio Profundo
(DSN) no detectó la señal que la sonda habría emitido al surgir desde
el otro lado del planeta. De no haberse estrellado, la estación habría
detectado una señal procedente de la nave.
MESSENGER fue lanzada el 3 de agosto de 2004, y comenzó a orbitar
Mercurio el 18 de marzo de 2011. La nave completó sus objetivos de
ciencia primarios en marzo de 2012. Dado que los descubrimientos
iniciales de MESSENGER hicieron surgir importantes nuevas preguntas ya
que los instrumentos se encontraban en buen estado, la misión fue
extendida dos veces, permitiendo a la sonda hacer observaciones desde
altitudes extraordinariamente bajas y capturar imágenes e información
acerca del planeta con un detalle sin precedentes.
El último mes –durante una corta
extensión final de la misión referida como XM2’– el equipo se embarcó en
una campaña que permitió a la sonda operar en una banda estrecha de
altitudes, de 5 a 35 km sobre la superficie del planeta. El 28 de abril,
el equipo ejecutó exitosamente la última de siete maniobras de
corrección de órbita, las que mantuvieron a MESSENGER volando durante el
mes adicional, un tiempo suficiente para que los instrumentos de la
nave recolectaran información crítica que podría arrojar luz sobre las
anomalías magnéticas de la corteza de Mercurio y los cráteres polares
llenos de hielo, entre otras características.
Sin manera de aumentar su altitud,
finalmente MESSENGER fue incapaz de resistir las perturbaciones en su
órbita producidas por el tirón gravitacional del Sol e impactó la
superficie de Mercurio al norte de la cuenca de impacto Shakespeare, a
unos 14.000 km/h y creando un nuevo cráter de hasta unos 15 m de
diámetro.
La misión, que originalmente debía
orbitar Mercurio durante un año, excedió todas las expectativas, durante
más de cuatro años y adquiriendo extensos conjuntos de datos con sus
siete instrumentos científicos y su investigación de radio. Como la
primera sonda en orbitar Mercurio, MESSENGER revolucionó nuestra
comprensión del planeta más interno del Sistema Solar.
Si bien la misión en órbita de MESSENGER
ha culminado oficialmente, los datos científicos recolectados por la
sonda se encuentran en el Planetary Data System de NASA, donde son
preservados y permanecerán accesibles para su uso futuro por parte de la
comunidad científica durante los próximos años e incluso décadas. El
equipo científico continuará usando estos datos para plantear y
responder preguntas sobre la formación y evolución de Mercurio y el
lugar del planeta en el Sistema Solar hasta el fin del proyecto
MESSENGER en mayo de 2016.
NCYT
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