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» » » » Agua líquida en la superficie de Vesta



Se creía que el protoplaneta Vesta, visitado por la sonda Dawn de la NASA desde 2011 a 2013, estaba completamente seco, y que era incapaz de retener agua debido a las bajas temperaturas y presiones que reinan en su superficie. Sin embargo, un nuevo análisis de los datos proporcionados por la Dawn muestra evidencias de que Vesta podría haber tenido flujos de corta duración de material movilizado por agua en su superficie.

Nadie esperaba hallar pruebas de la presencia de agua en la superficie de Vesta, tal como reconoce Jennifer Scully, del equipo de la Dawn en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Dicha superficie está muy fría y carece de atmósfera, así que cualquier agua en ella se evapora. Sin embargo, Vesta está resultando ser un cuerpo planetario más complejo de lo que se creía.

Estos resultados, y muchos otros de la misión Dawn, muestran que Vesta es hogar de numerosos procesos que anteriormente se creía eran exclusivos de planetas.

Scully y sus colegas identificaron una pequeña cantidad de cráteres jóvenes sobre Vesta con estructuras de formas peculiares, algunas de ellas en forma de barrancos curvados, que denotan la acción de un líquido. Scully y sus colegas no sugieren que hubiera un flujo de agua parecido al de un río; lo que defienden es que allí hubo, de manera temporal o intermitente, un proceso similar a los flujos de detritos, donde una pequeña cantidad de agua moviliza partículas arenosas y rocosas formando un flujo.

Las estructuras curvas con forma de barrancos son bastante diferentes de las que se forman por un flujo de material exclusivamente seco.

Los barrancos son bastante estrechos, promediando unos 30 metros (100 pies) de ancho. Su longitud media es de unos 900 metros (un poco más de media milla). El Cráter Cornelia, con un diámetro de 15 kilómetros (9 millas), contiene algunos de los mejores ejemplos de barrancos curvados y de depósitos en forma de abanico.

Esta imagen muestra el Cráter Cornelia en Vesta. A la derecha se halla un recuadro con una imagen que muestra un ejemplo de barrancos curvados, indicados con flechas blancas cortas, y un depósito en forma de abanico, indicado con flechas blancas largas. (Fotos: NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA)

La teoría principal para explicar la fuente de los barrancos curvados es que Vesta tiene pequeñas aglomeraciones de hielo en puntos concretos del subsuelo. Nadie conoce el origen de este hielo, pero una posibilidad es que cuerpos ricos en hielo, como los cometas, dejaran parte de su hielo en las profundidades del subsuelo después de impactar contra el astro. Un impacto posterior formaría un cráter y calentaría algunas de las aglomeraciones de hielo, liberando agua a lo largo de las paredes del cráter.

Si estuviera presente hoy en día, el hielo estaría enterrado demasiado profundamente para poder ser detectado por alguno de los instrumentos de la Dawn. Sin embargo, los cráteres con barrancos curvados están asociados a terrenos con hendiduras a modo de pozos, lo cual ha sido sugerido de forma independiente como prueba de la pérdida de gases volátiles desde Vesta. También, los datos del detector de neutrones y rayos gamma, así como los espectrográficos en la banda de la luz visible y la infrarroja, de la Dawn indican que hay material hidratado dentro de algunas rocas en la superficie de Vesta, lo que sugiere que este no está del todo seco.

Parece que el agua movilizó partículas arenosas y rocosas, haciendo que fluyeran hacia abajo por las paredes de los cráteres, excavando los barrancos y dejando finalmente, tras la evaporación, los depósitos de sedimentos en forma de abanico. Los cráteres con barrancos curvados parecen tener como mucho unos pocos cientos de millones de años, siendo por tanto aún jóvenes en comparación con los 4.600 millones de años de Vesta.

Experimentos de laboratorio realizados en el JPL (Jet Propulsion Laboratory) de la NASA, en Pasadena, California, indican que pudo haber suficiente tiempo para que se formaran barrancos curvados en Vesta antes de que se evaporara toda el agua. Las partículas arenosas y rocosas en el flujo ayudaron a disminuir el ritmo de evaporación.

La sonda Dawn se aproxima ahora al miniplaneta (planeta enano) Ceres, en torno al cual entrará en órbita el 6 de marzo, por lo que puede que a las sorpresas brindadas por Vesta se le sumen pronto otras ofrecidas por Ceres.


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