- Los restos del científico polaco impulsor de la teoría heliocéntrica fueron exhumados en 2005 y analizados durante cuatro años para regresar a la catedral de Frombork (Polonia) en 2010
Nicolás Copérnico, impulsor de la teoría heliocéntrica según la cual es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no al revés, como se creía hasta entonces, no pudo imaginar las vueltas que darían sus restos más de 400 años después de su muerte (falleció en 1543). Exhumación
La creencia de que el científico polaco había sido enterrado en el castillo de Olsztyn, donde vivió parte de su vida, y posteriormente en la catedral de esa misma ciudad polaca, se vino abajo en 2005 cuando un grupo de arqueólogos polacos encabezados por Jerzy Gassowski, del Instituto de Antropología y Arqueología de Pultusk, halló unos restos que sospechó que eran suyos en una pequeña tumba sin nombre en la catedral de Frombork. Copérnico había ejercido como canónigo en ese templo y había muerto en esta ciudad del norte de Polonia, por lo que la idea no era nada descabellada y los restos fueron exhumados para someterlos a un análisis de ADN.
El cráneo sirvió para realizar una reconstrucción virtual del rostro de este hombre de ciencia que a finales del siglo XVI se atrevió a desafiar la versión «oficial» heredada de Ptolomeo basándose en una compleja construcción matemática que predecía el movimiento de los cuerpos a lo largo de numerosas «esferas celestes». La cara de Copérnico, un hombre con nariz aguileña y ojos hundidos, se asemejaba enormemente con los retratos que se conservan de él en Polonia. Incluso tenía el hueso de la nariz partido, como parecía en un retrato.
En noviembre de 2008 se resolvían las dudas. El análisis de ADN confirmaba que eran los restos del célebre astrónomo. Los investigadores hallaron coincidencias genéticas entre varios cabellos encontrados en un libro «Calendarium Romanum Magnum», de Johannes Stoeffer, que perteneció a Copérnico y un diente y un fragmento óseo desenterrado en Frombork.
Rostro de Copérnico
El 22 de mayo de 2010 Copérnico era enterrado de nuevo en la catedral de Frombork, bajo el altar mayor del templo, en un sepulcro de granito negro de más de dos toneladas de peso con una lápida que le recuerda como una figura fundamental de la astronomía.
El nuncio del Papa en Polonia, Jozef Kowalczyk, y el arzobispo de Lublin, Jozef Zycinski, presidieron la ceremonia en la que la Iglesia católica despidió con solemnidad a un hombre de ciencia que llegó a ser perseguido por hereje y sus libros prohibidos.
Su obra De Revolutionibus Orbium Coelestium (Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes), a la que dedicó 25 años de su vida, está considerada una de las teorías más importantes del pensamiento científico occidental.
ABC.es
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