Los agujeros negros tienen masas que van desde las de tipo estelar, en
los agujeros que no han crecido mucho desde su formación a partir de
núcleos de estrellas muertas, hasta las que alcanzan valores tan
colosales como miles de millones de veces la masa del Sol, siendo
capaces de gobernar gravitacionalmente los centros de las galaxias.
Los
resultados de un nuevo estudio, para el que se han utilizado datos
reunidos por el Telescopio Espacial Fermi de rayos gamma y el satélite
astronómico Swift, de la NASA, indican que los chorros de alta velocidad
lanzados desde las inmediaciones de agujeros negros activos poseen
similitudes fundamentales, independientemente de su masa, edad o
entorno.
El gas que cae hacia un agujero negro gira en espiral
hacia él y se acumula formando un disco de acreción, donde se comprime y
calienta. Cerca del borde interior del disco, en el umbral del
horizonte de sucesos del agujero negro (la frontera más allá de la cual
nada que la cruce puede volver a salir), parte del material es acelerado
y expulsado como un par de chorros que fluyen en direcciones opuestas a
lo largo del eje de rotación del agujero negro. Estos chorros contienen
partículas moviéndose a casi la velocidad de la luz, produciendo rayos
gamma cuando interactúan.
No se sabe muy bien cómo ocurre este
proceso de aceleración, pero en las galaxias activas los astrofísicos
ven chorros que han funcionado durante tanto tiempo que su actividad ha
terminado por producir corrientes de gas claramente perceptibles que se
extienden a lo largo de millones de años-luz.
Mucho más energéticos son los estallidos de rayos gamma (GRBs por sus
siglas en inglés), las explosiones más poderosas del universo. Los
astrónomos creen que el tipo más común de GRB anuncia la muerte de una
estrella masiva y el nacimiento de un agujero negro de masa estelar.
Cuando el núcleo productor de energía de la estrella agota su provisión
de combustible, se contrae de manera catastrófica y forma un agujero
negro. A medida que las capas superpuestas de la estrella caen hacia el
interior, se forma un disco de acreción y el agujero negro lanza un
chorro.
Las partículas en algunos chorros de tipo GRB han sido
aceleradas hasta velocidades superiores al 99,9 por ciento de la
velocidad de la luz. Cuando el chorro atraviesa ciertas capas de materia
estelar produce un pulso de rayos gamma que por lo general dura unos
pocos segundos. Satélites como el Fermi y el Swift pueden detectar esta
emisión si el chorro está lo bastante alineado en dirección a la Tierra.
A
fin de buscar una tendencia común en agujeros negros con una amplia
gama de masas, el equipo de Rodrigo Nemmen (NASA), Sylvain Guiriec
(NASA) y Eileen Meyer (Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial, en
Baltimore), estudió los mejores equivalentes a escala galáctica de los
chorros GRB. Se trata de fuentes que corresponden a las clases más
brillantes de galaxias activas, blazares y quásares, y cuyos chorros
apuntan hacia la Tierra.
Para igualar la cantidad de energía
emitida en un segundo por un blazar típico, el Sol tendría que brillar
durante 317.000 años. Para igualar la energía que un GRB ordinario
libera en un segundo, el Sol tendría que brillar durante tres mil
millones de años.
El equipo examinó 54 GRBs y 234 blazares y
quásares. El brillo de los rayos gamma captado por el Fermi, el Swift y
otros observatorios, reveló a los científicos cuánta luz irradian los
chorros. Las observaciones de radio y rayos X les permitieron determinar
la magnitud de la aceleración de las partículas en cada chorro.
Mediante el análisis de cómo estas dos propiedades están relacionadas
entre sí, los investigadores han descubierto que las muestras de GRB y
de blazar mantienen la misma proporción.
El hallazgo indica que
esa actividad de los agujeros negros está gobernada por un mismo
conjunto de reglas, con independencia de la masa del agujero negro, su
edad, y el brillo y potencia de los chorros. La cantidad de energía para
las emisiones de rayos gamma y otras formas de luz siempre representa
entre el 3 y el 15 por ciento de la energía implicada en el movimiento
de las partículas aceleradas en el chorro.
NCYT
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La proporción que mantienen las emisiones de los chorros polares de todos los agujeros negros
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