Las auroras boreales son uno de los fenómenos más bellos que hay en la Tierra. Pero, como ocurre casi con todas las cosas hermosas de la Tierra y más allá, no conocemos demasiados detalles sobre ellas.
La NASA prepara ahora una misión para obtener más detalles sobre qué es lo que ocurre con los átomos de oxígeno en la atmósfera superior.
Para hacer esto, un equipo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA y The Aerospace Corporation lanzarán un pequeño cohete de sondeo repleto de instrumentos científicos durante una fría noche en Alaska.
Están listos para llevar a cabo la misión mañana por la noche, pero las condiciones meteorológicas también tienen que ser adecuadas, ya que las auroras boreales tienen que ser visibles.
El dispositivo VISIONS (acrónimo del inglés Visualizing Ion Outflow via Neutral atom imaging during a Substorm) volará hasta la atmósfera para estudiar el fenómeno de cerca, antes de caer en el Océano Antártico 15 minutos más tarde.
La NASA quiere averiguar cómo es posible que los átomos de oxígeno abandonen la atmósfera de la Tierra para escaparse al espacio.
La gravedad debería impedirles dejar la Tierra y sus velocidades en las altitudes más bajas donde ocurren las auroras no son lo suficientemente grandes como para empujarles hasta el espacio, al menos eso es lo que dicen los científicos.
Este fenómeno ocurre todo el tiempo, pero durante las auroras boreales se intensifica y por eso es un momento ideal para la realización de estudio.
“Este oxígeno normalmente nunca tendría suficiente energía para dejar la atmósfera. Por otro lado, a grandes alturas, los experimentos con satélites han demostrado que los átomos de oxígeno superan la velocidad de 50 millas (80 km) por segundo”, dijo Doug Rowland, principal investigador de la misión en Goddard.
“Estos experimentos han demostrado que si el oxígeno puede llegar a estas alturas, hay muchas formas mediante las cuales puede ganar todavía más energía, en cuyo caso los átomos de oxígeno se escaparían al espacio cercano a la Tierra en su totalidad. Lo que no sabemos es cómo consigue el oxígeno esa energía para luchar contra la gravedad y llegar a mayores altitudes”, explicó.
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