El satélite artificial Vanguard 1, lanzado al espacio en 1958 y que todavía permanece allí, ha cumplido 60 años de permanencia fuera de la Tierra.
El Vanguard 1, el primer satélite en
usar energía de células solares, es además el objeto de fabricación
humana que más tiempo lleva en el espacio. (Foto: U.S. Naval Research
Laboratory)
Fue la cuarta nave del mundo y la segunda de Estados Unidos en
alcanzar el espacio y entrar en órbita terrestre. Sin embargo, sus
predecesores, que son, por este orden, el Sputnik 1, el Sputnik 2 y el
Explorer 1, rusos los dos primeros y estadounidense el tercero, ya hace
muchos años que reentraron a la atmósfera terrestre. Por tanto, y pese a
llevar décadas inactivo, el Vanguard 1 ostenta este carismático récord
de permanencia en el espacio. También ostenta otro de valor científico
quizá superior: es el primer satélite que usó paneles solares como
fuente de energía.
En este ambicioso desafío, tuvo un papel destacado el Laboratorio de Investigación Naval (NRL) de la Marina Estadounidense.
El Vanguard 1 es una pequeña esfera de aluminio (de 16,5 centímetros
de diámetro) que fue diseñada para tomar parte en el Año Geofísico
Internacional, una serie de observaciones coordinadas de varios
fenómenos geofísicos durante el máximo solar, que se extendió desde
julio de 1957 a diciembre de 1958. Por "máximo solar" se entiende la
fase de mayor actividad solar en cada ciclo de actividad del Sol. Cada
uno de esos ciclos dura unos 11 años.
Los objetivos básicos del proyecto Vanguard, al que pertenecen este y
los otros satélites de la serie, eran construir un vehículo de
lanzamiento de satélites, colocar a uno en órbita, seguir y verificar su
trayectoria orbital, y llevar cabo un experimento científico, todo ello
antes de que finalizase el Año Geofísico Internacional.
Después de los inesperados lanzamientos de los dos primeros satélites
artificiales de la humanidad, los Sputnik 1 y 2, de la Unión Soviética,
y después de una serie de pruebas suborbitales del NRL (vehículos de
ensayo, o TV, cero, uno y dos), el laboratorio se dispuso a lanzar el
primer satélite Vanguard (TV3) hacia la órbita, el 6 de diciembre de
1957. El despegue, sin embargo, sufrió el fallo del sistema de
lanzamiento y el vehículo acabó estrellándose sobre la rampa de salida
con una fiera explosión.
El proyecto Vanguard tenía aún mucho camino que recorrer para
resolver los problemas de colocar a un satélite en órbita. Así que se le
adelantó el Explorer 1, el primer satélite estadounidense, que contó
con el trabajo del Ejército.
Finalmente, el Vanguard 1 ocupó el cuarto puesto entre los primeros
satélites de la humanidad. En su día, logró el apogeo más alto hasta
entonces, una altitud de unos 4.000 kilómetros.
Los datos orbitales del Vanguard demostraron ser muy valiosos para
entender la física de la atmósfera superior, así como numerosos aspectos
de la geodesia, la geodinámica, las relaciones entre el Sol y la
Tierra, la astronomía dinámica y la estructura exosférica. Además, el
Vanguard 1 envió muchísima información sobre densidad del aire, rangos
de temperaturas e impactos de micrometeoritos, y también reveló que la
Tierra tiene una forma ligeramente parecida a la de una pera, en vez de
ser perfectamente redonda.
Aunque las baterías del satélite duraron solo 20 días, sus células
solares, desarrolladas por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército,
continuaron proporcionando energía durante otros siete años.
Si bien las transmisiones de datos quedaron silenciadas en 1964, el
seguimiento desde tierra del Vanguard 1 ha continuado proporcionando a
los científicos datos relacionados con los efectos del Sol, la Luna y la
atmósfera sobre las órbitas de los satélites.
NCYT
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