La misión Solar Orbiter de la ESA se está equipando para ofrecernos una nueva mirada a nuestra estrella, sobre todo mediante la observación de cerca de sus polos.
Tras su lanzamiento en febrero de 2019 y el viaje de tres años aprovechando la gravedad de la Tierra y Venus, Solar Orbiter operará en una órbita elíptica alrededor del Sol. En el punto más próximo, quedará a unos 42 millones de kilómetros de nuestra estrella, aún más cerca que el planeta Mercurio.
En esta imagen vemos una reproducción simulada de Solar Orbiter delante de un tormentoso Sol. La imagen de la estrella se basa en una fotografía tomada por el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA, que captura el comienzo de una erupción solar producida el 7 de junio de 2011. En la parte inferior derecha, una serie de filamentos oscuros escapan del Sol. Durante este fenómeno concreto, el observatorio detectó cómo se expulsaba plasma que luego volvía a caer, creando ‘puntos calientes’ que brillaban en luz ultravioleta.
Los objetivos generales de la misión Solar Orbiter son examinar cómo el Sol crea y controla la heliosfera —la extensa atmósfera del Sol en que nos encontramos— y los efectos en ella de la actividad solar. La sonda combinará observaciones in situ y detección remota cercana al Sol para obtener nueva información sobre la actividad solar y cómo las erupciones producen partículas energéticas, qué provoca el viento solar y el campo magnético coronal, y cómo funciona el dínamo solar.
Sus diez instrumentos científicos se encuentran en las últimas fases de integración en la nave antes de comenzar las numerosas pruebas que la prepararán para su lanzamiento en 2019 desde Cabo Cañaveral (Estados Unidos).
Solar Orbiter es una misión liderada por la ESA con participación de la NASA.
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