En el trabajo publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society,
investigadores del CSIC y otros centros internacionales determinan la
evolución orbital de Annama en el sistema solar para poder compararla
con una docena de asteroides con los que, a priori, mostraba alguna
afinidad. Para ello, reconstruyeron la trayectoria del bólido en su
llegada a la Tierra y calcularon el lugar de la caída, gracias a lo que
pudieron recuperar rocas del meteorito en la península rusa de Kola.
La caracterización de Anamma indica que se trata de una
condrita ordinaria H5, un grupo de meteoritos que posee gran
consistencia y que constituye el 31% de las caídas meteoríticas.
El
análisis de la evolución de la órbita del meteorito muestra que podría
ser similar a la de 2014 UR116, que por su tamaño –400 metros de
diámetro– y su distancia mínima de intersección con la órbita de la
Tierra ha sido clasificado como un asteroide potencialmente peligroso.
En la actualidad se conocen 1.573 asteroides de este tipo y se investiga
en qué medida pueden suponer un peligro.
Información escasa
“Los datos obtenidos arrojan nuevas pistas sobre el origen de las rocas de pocos metros de diámetro que producen caídas de meteoritos. Hasta ahora, solo conocemos las órbitas de otros 22 meteoritos y no siempre con la precisión deseada”, explica Manuel Moreno-Ibáñez, investigador del CSIC que ha participado en el estudio. La mayoría de estos meteoritos peligrosos proceden de un cinturón principal de asteroides que fueron desviados hacia la Tierra por las llamadas resonancias planetarias. “Annama es además un meteorito fascinante porque permite conocer los procesos que se dieron durante la formación del sistema solar y también más detalles del procesado térmico que sufrió el asteroide del que procede”, concluye Josep Maria Trigo, científico del lnstituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC) que ha liderado la investigación.
SINC
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