Calisto, es la segunda mayor luna de Júpiter, en una imagen tomada en mayo de 2001 por el satélite Galileo, de la NASA, que estudió el sistema de Júpiter de 1995 a 2003.
De aspecto similar a una pelota de golf, la superficie de Calisto está cubierta de marcas y cráteres, prueba de un pasado lleno de colisiones. De hecho Calisto es el cuerpo más craterizado de todo el sistema solar. Está hecho de roca y hielo a partes iguales: se cree que las zonas más brillantes son sobre todo hielo de agua, mientras que las manchas más oscuras son regiones más erosionadas de material rocoso con poco hielo.
Calisto es aproximadamente del mismo tamaño que el planeta Mercurio, pero con solo un tercio de su masa. Es la más externa de las cuatro lunas galileanas de Júpiter, que son Io, Europa, Ganímedes y Calisto. Su órbita está relativamente lejos de Júpiter en comparación con la de las otras tres lunas: a alrededor de 1,88 millones de kilómetros, unas 26 veces el radio del planeta mismo. Aunque esto no es inusual -nuestra Luna órbita la Tierra a una distancia 60 veces el radio de la Tierra-, lo importante es que Calisto está aislada de sus compañeras. Su vecina más próxima es Ganímedes, que está 800.000 Km más cerca de Júpiter.
Esta circunstancia hace que Calisto no experimente fuerzas de marea significativas por la influencia de Júpiter. Tampoco muestra signos algunos de procesos geológicos como volcanismo o tectónica de placas, como vemos claramente en las demás lunas galileanas. Calisto permanece relativamente intacta y es un testigo del sistema solar primigenio: su superficie es el terreno más antiguo del sistema solar, con una edad de 4.000 millones de años.
Esta imagen es la única completa, a todo color, de Calisto obtenida por el satélite Galileo, que ha proporcionado una gran cantidad de información sobre el sistema joviano. Además de enviar la primera sonda en la atmósfera de Júpiter, y medir la composición y dinámica de este gigante gaseoso, el satélite observó el volcanismo de Io, y envió a la Tierra datos que indican la existencia de un océano líquido en Europa, y estudió las propiedades de Ganímedes y Calisto. También fue testigo de la espectacular colisión del cometa Shoemaker–Levy 9 con Júpiter 1994.
El sistema joviano será visitado de nuevo dentro de no mucho tiempo. En 2016 el satélite de la NASA Juno llegará a Júpiter y empezará a enviar imágenes de los polos del planeta. Más tarde, la misión Juice de la ESA -JUpiter ICy moons Explorer-, que será lanzada en 2022, recorrerá el sistema para profundizar en nuestro conocimiento del sistema y en especial de las lunas.
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