- Algunas especies son capaces de llevar sobre su cabeza hasta cincuenta veces su propio peso
Se trata de una pregunta interesante. Al margen de que la
respuesta pueda ser más o menos curiosa y fascinante, creo que resultan
más sugestivas las dos cuestiones intrínsecas que acompañan a esta
pregunta. ¿Todas las hormigas tienen este comportamiento? ¿Sólo las
hormigas transportan volúmenes más grandes que ellas? Probablemente, el
lector haya leído que algunas hormigas pueden levantar hasta cincuenta veces su propio peso y hasta treinta veces el volumen de su cuerpo. Es cierto, y este récord –entre las hormigas- lo ostentan algunas especies del género Atta,
hormigas cortadoras de hojas que habitan las selvas de Sudamérica.
Estas hormigas, al contrario de lo que parece, no comen las hojas verdes
de los árboles, que han cortado con sus mandíbulas desde el peciolo o
han recortado sus frondas. Las utilizan exclusivamente para alimentar una colonia de hongos específicos que cultivan bajo tierra, en el interior de su nido. De estos hongos sí se alimentan las hormigas.
Los hongos se nutren de las hojas masticadas de la planta
que le suministran las hormigas. De esta manera, el hormiguero se
convierte en un cultivo en forma de jardín subterráneo.
Una parte determinada del hongo, que contiene reservas alimenticias, es
el único alimento que ingiere esta clase de hormigas. Cuanto más hongo
hay disponible, mayor alimento genera la colonia del insecto para su
manutención. Por lo tanto, se necesita un suministro casi continuo de
estas hojas para la supervivencia de ambos. La hormiga no solo ha tenido
que especializarse en el acarreo de hojas, sino que debe de hacerlo de
una manera constante e ininterrumpida. Lo puede hacer más rápido, o
bien, puede transportar más cantidad por viaje. Y, al parecer, han
recurrido a esta segunda opción.
La fuerza de la selección y la propia evolución biológica han moldeado a esta hormiga para que sea una perfecta portadora de hojas.
En este aspecto no sólo han tenido que intervenir las estructuras
naturales de un insecto que, como veremos más adelante, están preparados
por defecto para manipular o mover volúmenes más pesados que ellos.
También han debido especializarse las musculaturas cefálica y de la
unión cabeza - pronoto (algo así como el cuello de la hormiga).
Recordemos que la hoja, cincuenta veces más pesada y de un volumen
treinta veces superior, la transportan sobre su cabeza y aferrada entre las mandíbulas.
Semillas más grandes que ellas
¿Todas las hormigas son capaces de llevar peso?
Sí, la mayoría de las hormigas obtienen el alimento del exterior, a
menudo lejos del nido, y deben llevarlo al hormiguero para alimentar a
las larvas, individuos reproductores y otros obreros no pecoreadores.
Sea cual sea el régimen de alimentación de cada especie de hormiga
(carnívoras, omnívoras, granívoras, etc.) todas están preparadas para
transportar el alimento, en su buche o acarreándolo, desde el lugar
donde lo obtienen hasta su nido. En nuestras regiones, por ejemplo, es
frecuente observar filas de ejemplares de una hormiga granívora del
género Messor que transporta semillas de diferentes plantas entre sus
mandíbulas, a menudo de un tamaño superior a ellas.
Y la última cuestión: ¿Sólo las hormigas transportan volúmenes más grandes que ellas? En absoluto, la mayoría de los insectos son capaces de apartar, arrastrar o transportar masas mucho mayores que ellos. Los escarabajos,
por su corpulencia y la dura coraza que recubre sus cuerpos, destacan
particularmente. El escarabajo rinoceronte, un insecto habitual en
nuestro territorio durante las noches de estío, llega a soportar cargas
sobre su propio cuerpo cincuenta veces superiores a su peso. Estos
animales se desarrollan en la madera en descomposición. Es habitual,
cuando llega el momento de su emergencia, que tengan que abrirse paso
entre tocones, ramas y otros obstáculos para alcanzar el exterior.
Empleando su fuerza puede desplazar estos impedimentos y abrirse camino.
Pero estas actividades no hacen referencia a un transporte activo y
dirigido por el propio insecto, lo que resultaría de mayor elogio.
Esto último lo podemos encontrar en los escarabajos peloteros, que amasan, arrastran, dirigen y entierran la bola de excremento con la que alimentarán a sus larvas.
El volumen y, sobre todo, el peso de estas bolas son desmesurados en
comparación con el animal que las trabaja. Y no es de extrañar que entre
ellos encontremos al insecto más fuerte del mundo,
como descubrieron científicos británicos y australianos en 2010 y cuyos
resultados publicaron en una prestigiosa revista científica. Se trata
del Onthophagus taurus, un pequeño escarabajo negro, de apenas un
centímetro de longitud, que es capaz de arrastrar 1.141 veces su propio peso.
En términos humanos, sería el equivalente de ochenta toneladas. Y otra
cosa más. No tenemos que irnos muy lejos para encontrarnos este
galardonado animal. En los propios jardines de la ciudad de Valencia y
en el antiguo cauce que atraviesa la capital, existen poblaciones de
este coleóptero que subsisten gracias a las heces de los perros y
caballos que allí acuden y que son ignorantes, como sus dueños, del gran
favor que hacen a este animal.
ABC.es
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