Investigadores del IAC participan en un trabajo publicado hoy
en Nature Astronomy, en el que han medido el retraso producido entre
los rayos X y la luz visible de un jet expulsado por un agujero negro.
Las observaciones, realizadas desde el Observatorio del Roque de los
Muchachos y con un satélite de la NASA, ayudan a esclarecer la
naturaleza de su formación
Se supone que nada puede escapar de un agujero negro y, sin embargo, mientras crecen al “absorber” material de una estrella cercana, salen expulsados de sus proximidades jets o chorros de energía súper energéticos. Sigue siendo un misterio cómo se forman estos chorros, pero se sabe que son una sopa caliente de plasma que alcanza velocidades relativistas, es decir, próximas a la de la luz. Durante ese proceso, el plasma se va calentando y comienza a brillar, dando lugar a dos columnas luminosas a lo largo del eje de rotación del agujero negro y cuya formación ha sido objeto de un largo debate entre la comunidad científica.
En un trabajo publicado hoy en Nature Astronomy, y que cuenta con participación del IAC, se dan a conocer nuevas pistas de esta incógnita al observar uno de los agujeros negros más famosos de la Vía Láctea –V404 Cygni- mientras sufría uno de esas fases brillantes de crecimiento en junio de 2015. Para ello utilizaron dos instrumentos: ULTRACAM, una cámara de alta velocidad instalada en el Telescopio William Herschel (WHT), del Grupo de Telescopios ING, ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafía, La Palma); y NuSTAR, un telescopio espacial de la NASA orbitando la Tierra. Combinando ambas observaciones hallaron un retraso de 100 milisegundos (0,1 segundos) entre los rayos X y los destellos de luz visible.
V404 Cygni es un agujero negro que pesa aproximadamente nueves veces el Sol, orbitado por una estrella compañera que le suministra material para alimentarse. Durante la acreción –la “absorción” de material de la estrella- el gas que cae hacia el interior del agujero negro en forma de espiral emite rayos X, detectados por NuSTAR, y los flashes ópticos emergen del plasma que fluye en los jets.
“El retardo entre ambos tipos de luz nos informa del tamaño del jet interior donde el plasma se acelera”, explica Poshak Gandhi, primer autor del estudio e investigador de la Universidad de Southampton (Reino Unido). “La naturaleza de los destellos ópticos se ha cuestionado durante mucho tiempo, pero V404 Cygni ha mostrado la presencia de destellos retrasados mientras los jets se hacían más energéticos. Esto significa que se originan en esos jets”.
Conociendo el desfase temporal entre los rayos X y la luz visible, pudieron calcular la distancia máxima que el plasma puede haber recorrido, equivalente a unos 30.000 km. Esta longitud representa la zona de aceleración interna del jet. Más allá de esa región, los chorros son muy brillantes, debido posiblemente a la colisión interna de regiones del plasma que se mueven a gran velocidad.
"Analizar estas zonas interiores en los jets es emocionante porque nos permite restringir las teorías sobre la aceleración extrema de partículas en la naturaleza", apunta Gandhi. "Para explicar la emisión de chorros de plasma, se han propuesto los fuertes campos magnéticos, pero aún quedan muchas incertidumbres al unir la teoría con las observaciones, que ayudarán sin duda en este sentido". Los resultados de este descubrimiento son, además, doblemente interesantes ya que se espera que los agujeros negros supermasivos se comporten de forma similar a V404 Cygni.
Phil Charles, profesor emérito de la Universidad de Southampton y Oxford, explica que “la existencia de agujeros negros en nuestra galaxia se confirmó hace 25 años cuando se midió un objeto compacto cuya masa, seis veces la del Sol, descartaba la posibilidad de que fuera un estrella de neutrones. Era V404 Cygni y con él comenzó el campo de los agujeros negros estelares”. Como en esta ocasión, la mayoría de las observaciones terrestres se hicieron con el WHT. En ese hallazgo y el actual también participa otro de los descubridores del primer agujero negro de la Vía Láctea, el investigador del IAC Jorge Casares, quien se ha dedicado a la búsqueda de estos objetos con el WHT y otros telescopios ópticos durante estos años. “Que ahora podamos aunar la física de los jets de agujeros negros estelares y supermasivos es muy satisfactorio”, subraya este científico.
Para hacer las medidas se han necesitado varios telescopios que trabajan conjuntamente en todo el espectro electromagnético. “Es una tarea difícil de realizar con telescopios desde la Tierra. Solo hay un puñado de observaciones como estas que puedan estudiar el comportamiento de agujeros negros en alta resolución temporal a lo largo de todo el espectro. Este es el comienzo de otros estudios que seguro se harán en el futuro”, concluye Jorge Casares.
En un trabajo publicado hoy en Nature Astronomy, y que cuenta con participación del IAC, se dan a conocer nuevas pistas de esta incógnita al observar uno de los agujeros negros más famosos de la Vía Láctea –V404 Cygni- mientras sufría uno de esas fases brillantes de crecimiento en junio de 2015. Para ello utilizaron dos instrumentos: ULTRACAM, una cámara de alta velocidad instalada en el Telescopio William Herschel (WHT), del Grupo de Telescopios ING, ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafía, La Palma); y NuSTAR, un telescopio espacial de la NASA orbitando la Tierra. Combinando ambas observaciones hallaron un retraso de 100 milisegundos (0,1 segundos) entre los rayos X y los destellos de luz visible.
V404 Cygni es un agujero negro que pesa aproximadamente nueves veces el Sol, orbitado por una estrella compañera que le suministra material para alimentarse. Durante la acreción –la “absorción” de material de la estrella- el gas que cae hacia el interior del agujero negro en forma de espiral emite rayos X, detectados por NuSTAR, y los flashes ópticos emergen del plasma que fluye en los jets.
“El retardo entre ambos tipos de luz nos informa del tamaño del jet interior donde el plasma se acelera”, explica Poshak Gandhi, primer autor del estudio e investigador de la Universidad de Southampton (Reino Unido). “La naturaleza de los destellos ópticos se ha cuestionado durante mucho tiempo, pero V404 Cygni ha mostrado la presencia de destellos retrasados mientras los jets se hacían más energéticos. Esto significa que se originan en esos jets”.
Conociendo el desfase temporal entre los rayos X y la luz visible, pudieron calcular la distancia máxima que el plasma puede haber recorrido, equivalente a unos 30.000 km. Esta longitud representa la zona de aceleración interna del jet. Más allá de esa región, los chorros son muy brillantes, debido posiblemente a la colisión interna de regiones del plasma que se mueven a gran velocidad.
"Analizar estas zonas interiores en los jets es emocionante porque nos permite restringir las teorías sobre la aceleración extrema de partículas en la naturaleza", apunta Gandhi. "Para explicar la emisión de chorros de plasma, se han propuesto los fuertes campos magnéticos, pero aún quedan muchas incertidumbres al unir la teoría con las observaciones, que ayudarán sin duda en este sentido". Los resultados de este descubrimiento son, además, doblemente interesantes ya que se espera que los agujeros negros supermasivos se comporten de forma similar a V404 Cygni.
Phil Charles, profesor emérito de la Universidad de Southampton y Oxford, explica que “la existencia de agujeros negros en nuestra galaxia se confirmó hace 25 años cuando se midió un objeto compacto cuya masa, seis veces la del Sol, descartaba la posibilidad de que fuera un estrella de neutrones. Era V404 Cygni y con él comenzó el campo de los agujeros negros estelares”. Como en esta ocasión, la mayoría de las observaciones terrestres se hicieron con el WHT. En ese hallazgo y el actual también participa otro de los descubridores del primer agujero negro de la Vía Láctea, el investigador del IAC Jorge Casares, quien se ha dedicado a la búsqueda de estos objetos con el WHT y otros telescopios ópticos durante estos años. “Que ahora podamos aunar la física de los jets de agujeros negros estelares y supermasivos es muy satisfactorio”, subraya este científico.
Para hacer las medidas se han necesitado varios telescopios que trabajan conjuntamente en todo el espectro electromagnético. “Es una tarea difícil de realizar con telescopios desde la Tierra. Solo hay un puñado de observaciones como estas que puedan estudiar el comportamiento de agujeros negros en alta resolución temporal a lo largo de todo el espectro. Este es el comienzo de otros estudios que seguro se harán en el futuro”, concluye Jorge Casares.
IAC
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