Un equipo de astrónomos logró observar por primera vez un disco de
polvo alrededor de una joven estrella fragmentándose hasta convertirse
en un sistema de múltiples estrellas. Los científicos habían predicho la
existencia de este fenómeno, causado por la inestabilidad
gravitacional, pero las nuevas observaciones realizadas con el Atacama
Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) y el Karl G. Jansky Very
Large Array (VLA) permitieron revelar el proceso en pleno desarrollo.
Composición artística que muestra cómo
se desarrolla el sistema de tres estrellas. A la izquierda, el disco de
material que se fragmenta en varias protoestrellas. A la derecha, el
sistema estelar resultante. (Crédito: Bill Saxton, NRAO/AUI/NSF)
“Este nuevo trabajo avala la conclusión de que hay dos mecanismos que producen sistemas estelares múltiples: la fragmentación de discos circumestelares como el que se aprecia aquí y la fragmentación de nubes más grandes de polvo y gas donde se forman las jóvenes estrellas”, afirma John Tobin, de la Universidad de Oklahoma y el Observatorio de Leiden, situado en los Países Bajos.
Las estrellas se forman en nubes gigantes de polvo y gas, cuando el
tenue material que contienen colapsa por efecto de la gravedad y produce
núcleos más densos que empiezan a atraer más material. A su vez, dicho
material forma un disco giratorio alrededor de la incipiente estrella,
que termina acumulando masa suficiente para dar origen a las
temperaturas y presiones en su núcleo que desencadenan reacciones
termonucleares.
En estudios anteriores se había concluido que los sistemas estelares
múltiples tienden a tener estrellas ya sea relativamente cercanas unas a
otras, a una distancia de hasta unas 500 veces la que separa la Tierra
del Sol, o mucho más alejadas, a más de 1.000 veces dicha distancia. Los
astrónomos concluyeron que las diferencias de distancia son el
resultado de distintos mecanismos de formación.
Según ellos, los sistemas con mayores distancias de separación se
forman cuando la nube más grande se fragmenta por efecto de la
turbulencia, y las observaciones más recientes confirman esa teoría.
Los sistemas donde se observan menores distancias, en tanto, se creía
que eran el resultado de la fragmentación del disco más pequeño que
rodea a la joven protoestrella, pero esta teoría se basaba
principalmente en la relativa proximidad de las estrellas vecinas.
“Ahora hemos visto esta fragmentación en pleno desarrollo”, afirma
Tobin.
Tobin, junto con Kaitlin Kratter, de la Universidad de Arizona y sus
colegas, usaron ALMA y el VLA para estudiar un joven sistema triple
conocido como L1448 IRS3B, ubicado en una nube de gas en la constelación
de Perseo, a cerca de 750 años luz de la Tierra. La joven estrella más
céntrica está separada de las otras dos por 61 y 183 veces la distancia
que separa la Tierra del Sol. Las tres están rodeadas por un disco de
material que, según reveló ALMA tiene una estructura en espiral. Esta
característica, afirman los astrónomos, delata la inestabilidad del
disco.
“El sistema probablemente tiene menos de 150.000 años de edad”, explica Kratter. “De nuestro análisis se desprende que el disco es inestable, y la más alejada de las tres protoestrellas puede haberse formado recién en los últimos 10.000 a 20.000 años”, agrega.
El sistema L1448 IRS3B, concluyen los astrónomos, proporciona pruebas
directas de que la fragmentación del disco puede generar jóvenes
sistemas estelares múltiples en una etapa muy temprana de su desarrollo.
“Ahora esperamos encontrar otros ejemplos de este proceso, y comprender cuánto contribuyen para la población de estrellas múltiples”, concluye Tobin.
OBSERVATORIO ALMA/DICYT)
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