La Nebulosa del Ojo de Gato (NGC 6543), a 3.000 años luz de distancia de la Tierra, ofrece un atractivo espectáculo al ojo humano. En esta imagen obtenida con el telescopio espacial Hubble, de la NASA y la ESA, se aprecian numerosas burbujas, que resultan de la expulsión de gas por parte de una estrella central que se acerca al final de su vida.
Las estrellas muy masivas mueren en explosiones de supernova, pero las estrellas como el Sol, de masa media, forman ‘nebulosas planetarias’ a medida que su combustible se va agotando. Se llaman nebulosas planetarias porque cuando son observadas con telescopios pequeños su forma las hace parecer planetas. Las nebulosas planetarias se construyen en capas, a medida que la estrella moribunda va expulsando gas y polvo, y es esto lo que les confiere su forma redondeada.
La Nebulosa del Ojo de Gato fue descubierta por William Herschel en 1786, y hoy día sigue siendo un objeto muy interesante para los astrónomos que observan con telescopios basados en tierra. Los aficionados pueden ver esta nube de magnitud 8.1 lo bastante bien como para resolver la forma de la nebulosa; los telescopios más grandes han detectado un halo más amplio que la envuelve y se extiende en el espacio.
Esta imagen fue publicada en el portal de la ESA en 2004, pero el Telescopio Espacial Hubble ya reveló por primera vez sus detalles en 1994.
Las observaciones de las intrincadas capas concéntricas de gas de este objeto, y las inusuales aglomeraciones de gas que se forman por los impactos del propio gas, sugieren que la estrella expulsó su material en una serie de pulsos a intervalos de 1.500 años. Cada una de las capas de gas creadas tras estas convulsiones estelares contiene tanta masa como todos los planetas de nuestro sistema solar juntos.
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