Estos cráteres en un desierto de Marte llevan mucho tiempo secos, pero
antaño estaban llenos de agua y de sedimentos, de los que todavía quedan
ciertos indicios.
Entorno de Tagus Valles

El cráter de 34 kilómetros de diámetro situado en la esquina superior
izquierda de la imagen principal es el que más llama la atención por su
caótico interior. En él se pueden distinguir amplios bloques planos
conocidos como mesas, junto a formaciones más pequeñas y paralelas,
resultado de la acción del viento, denominadas yardangs.
Tanto las mesas como los yardangs fueron tallados en la capa de
sedimentos que originalmente ocupaba el fondo del cráter, depositada en
él durante las inundaciones que asolaron esta región. Con el paso del
tiempo, la erosión retiró los sedimentos más débiles, dejando el caótico
patrón de bloques que podemos ver hoy en día.
En la esquina superior derecha del cráter se puede observar un pequeño y
serpenteante canal fluvial, una prueba más de la existencia de agua en
algún momento de su pasado.
La débil silueta de un antiguo cráter, situado a unos 20 kilómetros al
este del anterior (debajo, en la imagen principal), contiene más
indicios. Si bien el cráter ha desaparecido casi por completo, todavía
se pueden apreciar los restos de un gran canal que fluía a través de él y
hacia el cráter situado en el centro de la imagen.
En esta vista en perspectiva se pueden observar con gran nivel de
detalle otro canal y un cráter bastante deformado, cuyo borde podría
haber colapsado cuando los sedimentos inundaron el cráter de mayor
tamaño.
Este mismo cráter se puede ver desde otro ángulo al fondo de la segunda
imagen en perspectiva. En primer plano se encuentra uno de los cráteres
más profundos de la región, tal y como indica el mapa topográfico.
En este cráter se produjeron numerosos corrimientos de tierras, causados
probablemente por la acción del agua, que habría debilitado sus
paredes. Al desprenderse, las rocas dejaron su marca en las paredes
interiores, y ahora yacen acumuladas en grandes pilas en el fondo del
cráter.
En la esquina inferior derecha de la imagen principal se puede distinguir un grupo de cráteres conectados entre sí y llenos de una capa lisa de sedimentos. Dentro de uno de ellos se encuentra un cráter más pequeño rodeado por una capa de escombros de un tamaño considerable.
Estas capas de escombros están formadas por el material arrancado
durante el impacto que dio lugar al cráter. Este pequeño cráter en
particular presenta una capa ‘en muralla’ – rodeada por una serie de
lóbulos que recuerdan a los pétalos de una flor. Los materiales
arrancados por el impacto estaban mezclados con agua líquida, lo que
permitió que fluyesen por la superficie del planeta, dándole el aspecto
tan característico que podemos observar en esta imagen.
No obstante, el agua no ha sido el único agente que ha dado forma a esta
región; las erupciones volcánicas también jugaron un papel importante.
Una oscura capa de finas cenizas cubre la esquina superior izquierda de
la imagen principal. Estas cenizas podrían proceder de la región
volcánica del Elysium, situada más al noreste. Las cenizas fueron
esparcidas por el viento con el paso del tiempo, pero la erosión las
dejó al descubierto en varios lugares.
Esta región es una de las muchas que contienen pruebas del activo pasado
del Planeta Rojo, y demuestra que las marcas del agua están talladas
incluso en los parajes más insólitos de Marte.
esa
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