La idea de arrastrar objetos con la mente o con algunas implementaciones tecnológicas sin usar ningún medio físico fue abordada en muchas películas de fantasía y ciencia ficción en las últimas décadas, si no siglos.
La ciencia ficción incluso popularizó la idea de los rayos atrayentes y la gente pensó en desarrollar algunos en la vida real.
Evidentemente, los científicos no han llegado al punto de arrastrar naves espaciales desde órbita usando el parpadeo de un rayo, pero lograron demostrar un haz de este tipo a nivel de partículas.
Un equipo de científicos del Instituto de Instrumentos Científicos de la República Checa y la Universidad de St. Andrews, en Escocia ha creado correctamente un campo óptico que volcó la presión usual y comenzó a arrastrar pequeñas partículas hacia la luz.
El método se basa en la presión de la radiación negativa y en realidad tiene usos prácticos en campos como la medicina, donde sería posibles ordenar las celdas materiales arrastrándolas en grupos.
La ciencia ficción incluso popularizó la idea de los rayos atrayentes y la gente pensó en desarrollar algunos en la vida real.
Evidentemente, los científicos no han llegado al punto de arrastrar naves espaciales desde órbita usando el parpadeo de un rayo, pero lograron demostrar un haz de este tipo a nivel de partículas.
Un equipo de científicos del Instituto de Instrumentos Científicos de la República Checa y la Universidad de St. Andrews, en Escocia ha creado correctamente un campo óptico que volcó la presión usual y comenzó a arrastrar pequeñas partículas hacia la luz.
El método se basa en la presión de la radiación negativa y en realidad tiene usos prácticos en campos como la medicina, donde sería posibles ordenar las celdas materiales arrastrándolas en grupos.
"Debido a las similitudes entre la manipulación de partículas ópticas y acústicas, anticipamos que este concepto proporcionará inspiración para emocionantes estudios futuros en áreas fuera del campo de la fotónica", dijo el Dr. Tomas Cizmar, investigador en la escuela de Medicina de la Universidad de St Andrews y líder del nuevo proyecto.
Johanes Kepler fue el primero que observó el fenómeno de la fuerza de la radiación, cuando se dio cuenta de los senderos de los cometas siempre se alejaban del Sol.
La mayoría de los campos ópticos causan repulsión, pero en los últimos años, los investigadores descubrieron que existe un espacio de parámetros en los que dicha fuerza da marcha atrás.
"Estos métodos están ofreciendo nuevas oportunidades a la fonética fundamental, así como a las aplicaciones de las ciencias de la vida", dijo el Dr. Oto Brzobohaty, otro profesor del Instituto de Instrumentos Científicos (ISI).
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